Marito se rió de la ley y de las instituciones con el apoyo total de la oposición y la prensa «independiente». Hizo vito de documentos oficiales, manipuló documentos, infamó dignidades personales y familiares, y ahora se hace de la víctima declarándose «perseguido».
Mientras usaban y abusaban del poder de la República en los 5 pasados años, los abdistas se apoderaron de las instituciones convirtiéndolas en Puesto de Comando electoral con miras a las elecciones generales del 2023, que resultó en un fracaso demoledor.
Secretarías con rango de ministerios como la Seprelad, la Senad y la Senac, especialmente, fueron objeto de una vil manipulación con el objetivo común de complicar de forma infame las chances del adversario a vencer, como lo fue el movimiento Honor Colorado liderado por el expresidente de la República, Horacio Cartes.
De esta manera, con la posible participación en grado protagónico del propio Mario Abdo Benítez, ministros del Poder Ejecutivo pusieron en marcha el perverso plan político que apuntaba en todos los sentidos a pulverizar las opciones electorales del cartismo a cualquier precio.
Presuntamente por “orden superior” emanado del ejecutivo marista, los ministros sacaron a la luz pública documentos secretos o confidenciales de uso restringido o limitado vinculados a actividades comerciales de líderes marcados como “enemigos”.
Las actividades privadas del expresidente Cartes y su entorno inmediato, cuyos nombres y actividades eran objeto de crueles manipulaciones y falsedades arteramente orquestados entre cuatro paredes, estaban en boca del país a través de holdings mediáticos aliados al líbero-abdismo.
Familias enteras, incluso niños, han sido objeto de calumnias, injurias, infamia, difamaciones y una cantera de descalificativos durante las 24 horas del día, en una cruzada ofensiva y violenta que no conoce de antecedentes, ni siquiera durante la infame época de la dictadura, y eso lo sabe muy bien la mayoría de los líderes opositores que, sin rubor alguno, no solo copiaron la manera de perseguir a oponentes sino la mejoraron, en este caso filtrando abiertamente a la prensa amiga datos enteramente confidenciales, privados o secretos.
Ahora, esas autoridades que tiraron a la basura la confianza de la gente y su responsabilidad como custodios de la cosa pública se hacen de las ofendidas, en una muestra de caradurez increíble.
Pero eso no es todo, porque buscan a través de abogados tramposos y la prensa “independiente” hacerse llamar “perseguidos políticos”, tratando de pasar por alto los actos declarados de alta traición, castigados como delitos contra la patria que arrastran una expectativa de pena de más de 20 años de prisión.
De esta manera, Marito y los exministros Arnaldo Giuzzio (Senad), Carlos Arregui (Seprelad) y René Fernández (Senac), entre otros, pretenden desviar el curso de las investigaciones con el fin de lograr la impunidad.
Es de esperar que la justicia no se deje engañar por estos monstruos de la manipulación y, en contrapartida, dé a conocer a la opinión pública todos los detalles de la perversión pública practicada por los abdistas, liberales, zurdos y la prensa amiga para consumar la victoria electoral que, irónicamente, les resultó totalmente adversa.