El ganado paraguayo es alimentado a pasto y cumple con los mejores estándares internacionales de calidad y sanidad, pero los productores son castigados con precios ínfimos, denuncian.

El sistema de comercio multilateral de la carne a nivel global está basado en reglas que permiten a los consumidores elegir una gama de productos a precios variables y ha hecho una contribución significativa a la prosperidad de la cadena de valor global de la carne de res, permitiendo a los productores vender sus productos al mundo, expresa una Declaración dada a conocer este miércoles por la Alianza Internacional de la Carne Bovina (IBA, por sus siglas en inglés).

La IBA alienta a los gobiernos de todo el mundo a apoyar los sectores de la agricultura y la recuperación económica, asegurando el funcionamiento de las cadenas de suministro y el comercio abierto, entre otros conceptos que incluyen no solo la búsqueda de mercados abiertos sino una mayor liberalización del comercio a través de la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias.

“En respuesta a la proliferación de esas barreras, la IBA pide que se eliminen las restricciones e impedimentos sin base científica e injustificadas que crean efectos distorsivos y costosos impactos al comercio mundial de carne vacuna”, apunta el documento, acordado por Australia, Brasil, Canadá, México, Nueva Zelanda, Paraguay y Estados Unidos.

La Declaración, con fecha 11 de mayo de 2020, se produce en un momento de bajísimos precios del ganado en nuestro país, que se arrastran sin ánimo de mejoría desde el año pasado e impactan significativamente en la producción.

Dedos acusadores coinciden en apuntar a las industrias frigoríficas como culpables de prácticas abusivas de comercio al pagar migajas por el ganado, mientras las exportaciones han incrementado sustancialmente el volumen de comercialización con respecto al mismo lapso del año pasado, según datos proveídos por el servicio veterinario oficial Senacsa.

En contrapartida, referentes industriales esquivan responsabilidades afirmando que los precios son resultado de dificultades en el comercio internacional relacionadas con la pandemia de coronavirus, y al mercado colapsado debido a la abundancia de la oferta, rayana en el desborde, del producto en stock.

“La carne no puede ser guardada mucho tiempo, como otros alimentos. Eso hace que exista sobreoferta, lo cual repercute en los precios”, había afirmado entre sus descargos Luis Pettengill, referente de número del sector industrial.

En medio del tira y afloja, el producto mantiene un precio elevado en los supermercados, que tampoco se compadece de la paga que reciben los productores por el ganado para faena.

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