Stroessner gobernó con mano de hierro durante 35 años, en una gestión aprobada y repudiada en la misma magnitud por los paraguayos. Muchos añoran el stronismo ante el fracaso de la democracia, que ha extendido la corrupción, pobreza, delincuencia y sombrío futuro en Paraguay, opinan indignados sociales.

“Stroessner vive”, afirma un posteo que publica este martes un indignado social que a través de las redes sociales pretende ser escuchado por las autoridades nacionales a quienes califica de ciegas, sordas y mudas ante el clamor del pueblo por mejor vida para todos con seguridad y trabajo.

“A ese presidente se lo respetaba. El campesino trabajaba, y sus productos tenían precio justo. Cero delincuencia, cero desempleo, cero hambre. Este presidente sacó a un Paraguay en ruinas y lo convirtió en uno de los países más ricos y respetados de América, y con todo eso los comunistas (actualmente socialistas, progresistas o izquierdistas) le satanizaron y compararon con el mismo diablo”, postea Joel Salazar Lesme.

Añade que “ahora, en la supuesta democracia, estamos llenos de vagos, invasores, vividores, mantenidos, motochorros, autochorros, peajeros, drogadictos, criminales, narcos y un colorido stock de depravados sexuales que son malos ejemplos para nuestros hijos”.

Las reacciones no se hicieron esperar.

“Hizo muchas cosas buenas por el país, pero no le perdonamos que haya robado a mansalva, violado a niños, ha mandado matar a miles de paraguayos solo por pensar distinto y ha instalado un esquema de sometimiento mental propio del nacionalsocialismo de Hitler”, respondió Adalberto Mongelós.

César Cáceres emitió también su opinión, y dijo: “Pregunto cuántos muertos, heridos, huérfanos y viudas ya ha dejado en nuestro país la aipó democracia. Vivimos en manos de criminales y delincuentes con autoridades vendidas a la mafia. ¿Acaso no están enterados? ¿No se dan cuenta que la zurda domina los medios y genera opinión a través de una agenda regional castrista-bolivariana?”.

María Margarita Sienra señaló que mucha gente añora el stronismo porque la democracia, antes que satisfacer sus necesidades no solo las ningunea sino empeora, al punto de llevar a la población a un nivel de vida degradado y humillante como producto del sometimiento político basado en la retórica engañosa y las falsas promesas, en una práctica “exitosa” para el poder que se repite sin variación en cada elección de autoridades.

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