Jóvenes señalados de prepotentes, agresivos y desafiantes son observados dentro de la plaza paseando a los pitbull, ante el temor de los vecinos que no acuden al lugar para evitar cualquier riesgo de ataque. Piden que la Municipalidad actúe sin demora y haga cumplir la ordenanza de rigor.
Desde hace un tiempo, perros de la raza Pitbull son paseados en la plaza Mburicaó, del barrio Vista Alegre de Asunción, por sendos jóvenes señalados de prepotentes, desafiantes y agresivos ante el abordaje de la gente, entre ellos personas de la tercera edad que, como respuesta, reciben severas reprimendas, según la denuncia. También acuden al lugar mascotas de otras razas.
La comisión vecinal del barrio Vista Alegre se vio obligada a accionar ante la irregularidad, logrando la intervención del departamento de Zoonosis de la Municipalidad de la Capital, que envió a técnicos para verificar la situación.
“Los cuidadores de los pitbull se niegan a cualquier diálogo afirmando que ellos responden al dueño de la empresa para quien trabajan, y para evitar peleas muchos abuelitos dejaron de concurrir a la plaza, mientras padres de familia también optaron por dejar a sus niños en las casas o ir a otros lugares, lo cual no puede ser desde el momento que la propia Constitución Nacional dice que el interés particular (en este caso el de los dueños de los perros y la empresa de cuidado) no puede imponerse por encima del interés general, en este caso de vecinos del barrio”, afirmó a La Mira una madre afectada.
Señaló que los perros en contacto con la gente no solo infunden temor, sino dejan sus deposiciones en el pasto o, lo peor, en el caminero por donde acostumbran a desplazarse los visitantes.
“Hemos llegado al colmo de que, si queremos disfrutar del aire libre, debemos caminar afuera de la plaza, mientras los animales son paseados dentro del espacio público”, comentó otra indignada.
De acuerdo a los datos, el responsable de la empresa encargada del paseo de los perros, identificado como Jesús Duarte, se niega a acatar el pedido del vecindario e incluso hace tabla rasa de la ordenanza municipal que establece condiciones para este tipo de actividades, entre ellas el uso obligatorio de bozal para mascotas consideradas peligrosas, entre ellas los de la raza pitbull.
El informe sobre el caso, a ser elevado por los técnicos de Zoonosis, será tenido en cuenta para establecer acciones sobre la situación, según se informó.
“No tenemos nada en contra de las mascotas, pero sí elevamos nuestra voz de protesta contra las personas que permiten estas irregularidades a la vista de todos quienes solo pretendemos la convivencia armónica en sociedad, más aún en momentos sensibles de la pandemia y otros problemas ciudadanos que nos obligan a buscar aire fresco”, alegó una madre de familia.
Recordó la vigencia del artículo 1853 del Código Civil del Paraguay, que dice lo siguiente: “El propietario de un animal, o quien se sirve de él, durante el tiempo que lo tiene en uso, es responsable de los daños ocasionados por el animal, sea que estuviese bajo su custodia, o se hubiese escapado o extraviado, si no probase caso fortuito, o culpa de la víctima o de un tercero”.
El pitbull es etiquetado como un animal fuerte y un instinto de caza muy desarrollado. A pesar de sus virtudes, necesita una educación estricta para convivir en sociedad, por encima de las responsabilidades que su tenencia le exige al propietario o responsable.
En algunos países, estas mascotas se manejan bajo normas explícitas de seguridad para terceros, como por ejemplo en España, donde el pitbull es considerado un perro “potencialmente peligroso”.
Por esta razón, su responsable deberá ceñirse al cumplimiento de una ley que le obliga a tener una licencia que garantice su seguridad y la de los demás, a más de un seguro de responsabilidad civil para casos de mordeduras.
Cada vez que el animal salga a la calle tendrá que hacerlo con bozal y con correa, en todos los casos, señala el informe recabado por La Mira.