El arsenal caído en comiso revela el nivel de operatividad de la mafia fronteriza y, al mismo tiempo, el grado de permeabilidad de los organismos de control y represión del crimen organizado.
Agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) allanaron en la noche de este martes una vivienda ubicada en el barrio Guaraní de Pedro Juan Caballero, donde procedieron a la detención de sospechosos que fueron sorprendidos con un arma de uso militar, gran cantidad de municiones y un paquete de cocaína.
Los detenidos fueron identificados como Francisco Javier Irala y Diego Armando Alegre, paraguayos, mayores de edad, quienes de acuerdo a los datos tenían en su poder un paquete de cocaína de 1,45 kilogramos y un fusil de la marca Galil Ar, calibre 5.56 (industria militar colombiana), sin número de serie visible.
Además, los presuntos integrantes del crimen norteño ocultaban un verdadero arsenal bélico compuesto por 2.607 cartuchos calibre 7.62×39, 13 cartuchos calibre 7.62×32, 13 cartuchos calibre 5.55×51, 12 cintas para cartuchos calibre 6.62×39, cargadores y aparatos celulares.
Las evidencias y los detenidos fueron remitidos a la base regional de la Senad en Pedro Juan Caballero por disposición fiscal, según se informó.
Ubicado en la estratégica frontera seca con el Brasil, el departamento de Amambay es considerada nicho del crimen organizado en Paraguay, en sintonía con el departamento de Alto Paraná, donde un abanico de mafias relacionadas con el narcotráfico y el terrorismo internacional, especialmente, se desenvuelven sin contratiempos en medio de un sistema institucionalizado de corrupción e impunidad con su secuela de muertes y violencia.
Ningún gobierno nacional se ha animado a meter presión para desbaratar las facciones criminales que, de esta manera, operan de forma abierta en las narices de la Policía y la justicia, que de esta manera se convierten en simples espectadores del Estado fallido.