Para el abdismo y aliados es más importante un plato de comida que el futuro de los niños paraguayos, lo dio a entender el diputado Espínola en un canal pro-oficialista donde pidió revisar la ley de transformación educativa. (Foto: Diario La Nación).
Abdistas están en apuros ante la posibilidad abierta de quedar sin tajadas en el próximo gobierno de prosperar el anunciado rechazo a la controvertida ley de transformación educativa que será puesta en cartelera finalmente mañana en sesión ordinaria de la Cámara Baja.
El diputado abdista Mauricio Espínola fue entrevistado por el medio oficialista ABC TV donde vertió consideraciones de preocupación con respecto al polémico proyecto defendido a capa y espada por su jefe Marito y que ahora está a punto de ser tirado a la basura por parte de diputados cartistas que adelantaron su voto de rechazo y pusieron en la vereda opuesta a los aliados de la oposición, oenegesistas y holdings mediáticos “independientes” encaramados a la ayuda condicionada.
Tras reconocer que forma parte de un movimiento en minoría en Diputados, Espínola afirmó en el canal de TV que su bancada pide una revisión técnica del programa, como si las posiciones marcadamente encontradas de sectores conservadores, padres de familia, comunidad educativa y ciudadanía que están en favor de la vida no fueran suficientes.
Expresó preocupación por la reacción de los hermanos europeos y entre comillas apuntó a una “enemistad” en puertas con un comprador importante de productos paraguayos.
“De este acuerdo, los estudiantes (paraguayos) se beneficiarán con G. 45 millones para alimentación escolar y G. 9.000 millones para trabajos de infraestructura”, opinó en el medio de prensa el diputado abdista, tras insistir en la “revisión” del proyecto de ley en cuestión cuya sentencia estaría cantada de antemano.
“Vamos a cumplir nuestra promesa de campaña. Vamos a derogar esa ley, en beneficio de nuestros niños, de la familia paraguaya y del país”, dijo con énfasis el presidente de la Cámara de Diputados Raúl Latorre luego de que llegaran a oídos del cartismo voces de alarma ante la posibilidad de que ocurra algún “accidente” en sesión y logre aprobarse entre bambalinas la ley de degeneración escolar.