“Lo que no se le perdona a Abreu es que él no solo lleva la Palabra, sino ayuda y esperanza a gente olvidada por la sociedad y el gobierno», afirman ciudadanos tras señalar que «nadie se escandaliza por la ideología de género y la perversión sexual estimulada abiertamente por los medios».

La tormenta mediática generada por el pedido de atención en el IPS del pastor Emilio Abreu, aquejado de una enfermedad terminal en fase progresiva, desvió por unos días los problemas de fondo que aquejan al país para concentrar su atención en el supuesto caso de tráfico de influencia que el propio gobierno, a través de la cartera sanitaria, se encargó de aclarar en un comunicado.

El hecho que motivó la reacción ciudadana magnificada por los medios fue la solicitud de que el pastor fuera atendido del cáncer que padece en la única institución del país con infraestructura para ese tipo de terapia, mientras decenas de asegurados son técnicamente rechazados bajo variados pretextos, por lo cual deben rebuscarse en otros países con todo lo que ello significa en gastos y molestias de todo tipo.

El Ministerio de Salud salió a dar la cara afirmando que un convenio con el IPS habilita al pastor Abreu a ser atendido en el seguro social, mientras los familiares del enfermo añadieron que se encargarán de cubrir los gastos emergentes y, en estadios opuestos, ciudadanos indignados volcaron su ira y odio hacia los “privilegiados”.

“Lo que no se le perdona a Abreu es que él no solo lleva la Palabra, sino esperanza, educación, talleres de formación cívica y oficios, a gente olvidada por la sociedad y el gobierno, entre ellos los presos de las penitenciarías, personas salvadas del suicidio y la depresión, pero ¿quién sabe de todo esto? ¿Te cuenta la prensa? Claro que no. No te cuentan porque estos “pecados” son imperdonables para la sociedad. Sí te cuentan, con lujo de detalles, sobre la igualdad de género y la degeneración social en sus más variadas presentaciones, sin que nadie se indigne por ello”.

Este posteo emitió en su red social un creyente cristiano que, según opina, interpreta los acontecimientos como una alerta espiritual.

Magdalena Ortiz Zárate reconoció que ella, al igual que muchísimas personas, salieron del alcoholismo y las drogas mediante el pastor Abreu.

“Pasa que en este país no hay perdón para las buenas personas”, recalcó, y seguidamente disparó: “Me pregunto dónde están estos indignados cuando el mismo IPS discrimina las atenciones y prioriza especialmente a los políticos y sus recomendados”.

El convenio firmado entre el MSP y el IPS basado en la Ley 6487/20, que podría beneficiar al pastor Abreu, no especifica poder adquisitivo del beneficiario y ha ayudado a salvar la vida de docenas de pacientes con enfermedades terminales.

“No puede el Estado discriminar en función a ingresos a la hora de acceder a algo tan básico y vital para el ser humano como es la salud”, afirmó un alto referente del gobierno.

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