Foto de archivo de la senadora Samaniego, que coloca a Marito como exitoso presidente y ejemplo de «dignidad», apto para ser próximo presidente de la ANR.

En una muestra del descaro institucional sistematizado a ultranza, colorados anticartistas salen a dar la cara por el presidente Mario Abdo Benítez y tras calificarle de exitoso gobernante, a pesar de llevar a la ruina al Paraguay, afirman que cumple con los requisitos de «dignidad, trayectoria, historia y huella» que se necesitan para ser el próximo presidente de la ANR.

“Hoy día estamos sin conducción, con un partido ausente, sin convicciones y valores, afecto, sentido de pertenencia, que sí tenemos los integrantes de Fuerza Republicana, por lo que creemos que tanto Mario Abdo como Hugo Velázquez serán los próximos conductores de nuestro partido”, afirmó la senadora Lilian Samaniego ante periodistas ninguneados en sus conocimientos de la realidad sangrante del país e incrédulos ante tanta exposición de ficciones.

Consultada sobre la legalidad de la posible incursión partidaria de Marito, siendo aún presidente del país, Samaniego señaló que la idea es prepararle el plato, aguardar que termine su gestión en agosto del 2023, y después entronarle en el cargo que supuestamente va a lograr.

“La Constitución Nacional no prohíbe (ejercer otro cargo, salvo el de Presidente de la República), y nosotros nos encargaremos de la campaña. Marito es el hombre ideal para la ANR porque tiene historia, es de tradición colorada, y hoy el partido necesita dignidad, porque es una ANR sin coloradismo, una casa fría, sin conducción”, alegó.

“La excelente gestión que hizo como presidente le va a servir para ser el próximo candidato del partido, aunque no sabemos aún si él va a aceptar la propuesta que vamos a hacerle”, puntualizó la líder colorada.

Aprovechó la oportunidad para lanzar dardos venenosos a su correligionario Horacio Cartes, virtual candidato a nuevo titular partidario, afirmando que el coloradismo ha perdido identidad y conducción, liderazgo y respeto al disenso.

“El Partido Colorado no es solo una herramienta electoral sino un ícono de paraguayidad, y queremos recuperar esa vida institucional”, expresó.

Lilian Samaniego es considerada eslabón de hierro de la estructura de corrupción histórica del Paraguay asociada a variados tipos de negociado, tráfico de influencia y aprietes de tufo mafioso vinculados al popé, el popindá y el pokaré.

En el IPS es recordada como vaciadora consuetudinaria y de instalar un esquema de mando eternizado por jefes y funcionarios siempre listos para obedecer órdenes de arriba, menos para cumplir sus obligaciones con el asegurado, a tal punto que el seguro social se ha degradado en una institución política partidaria donde los negociados y robos están a la orden del día, en medio de la ruidosa sordera de sus autoridades y de los organismos de control del Estado y del gobierno, convertidos de esta manera en cómplices de la asociación formada al solo efecto de generar millonarios a costa del sacrificio de los trabajadores aportantes.

Por el lado de Abdo Benítez, a nadie pasa desapercibido su nivel de desprecio por el Paraguay y la gente, que soporta una crisis histórica como producto del vacío gubernamental y la absoluta falta de preparación para administrar problemas y encontrar soluciones, y la muestra más patente es la anarquía social actual donde prima el “sálvese quien pueda”.

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