Lugo, referente de la izquierda chavista en Paraguay, aparece con síntomas del cáncer linfático que padeció en el 2010 y del cual se restableció hasta que le sobrevino el acv este miércoles en su oficina del Congreso, disparando la reacción ciudadana.

La grave y sorpresiva caída del expresidente de la República Fernando Lugo a causa de un accidente cerebrovascular que obligó a su internación en un sanatorio privado capitalino donde se encuentra con pronóstico reservado, reavivó la frágil “tregua” ciudadana generada con el nuevamente fracasado proceso de juicio político a la fiscal general del Estado, Sandra Quiñónez.

Como si se tratara de un enfrentamiento carnal en un campo de batalla, personas de variadas ideologías sacaron a relucir venenos verbales no solo para desvirtuar comentarios, opiniones o apreciaciones con las cuales no comulgan, sino salieron a defender la figura del actual senador socialista bolivariano chavista como si se tratara de un mesías corpóreo.

Otros más, apelaron a todo tipo de sarcasmos, apelativos o despreciativos para referirse a la figura de Lugo, quien según sus aduladores se encontraba en óptimas condiciones de salud cuando fue visitado por el súbito imponderable que, sin embargo, no provocó la misma reacción que la reciente muerte trágica de la también senadora Zulma Gómez, especialmente de parte del oficialismo y opositores que se llamaron a silencio y ahora intercambian elogios y expresiones de pronto restablecimiento para el referente del continuismo que está en terapia intensiva.

“El karma”, expresó en su sitio social Celeste Da Silva, tras aludir a los innumerables daños, perjuicios y víctimas que, según dijo, ha provocado “este degenerado” al país y a la gente.

“Nunca olvidaré cuando me fui a votar con alegría y esperanza por este hombre de iglesia que prometía redimir al Paraguay, erradicar la pobreza, la discriminación y el pésimo servicio público, pero nos jodió a todos y nos llevó a la miseria moral e institucional al convertir su presidencia en un nido de pervertidos”, posteó Luz Alejandra Persano.

Los posteos más virulentos, en todos los casos le echaron en cara a Lugo su vida desordenada y lujuriosa, con pasiones desorbitadas y desprecio por los pobres a quienes reivindicaba en sus falsos positivos electoralismos, propios de la ideología de izquierda radical.

“Nos prometió el cielo, pero nos legó el infierno”, disparó Angélica Cibils.

“No somos nadie para juzgar al prójimo. Dios se encargará de él en su momento, por lo que a nosotros nos resta rezar por su alma para que reciba la misericordia prometida a todos los que se arrepienten con sinceridad de sus pecados”, apuntó Jessica Santacruz Olmedo, desplegando así un paño frío a las chispeantes observaciones de la gente.

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