La leche «made in Paraguay» cumple con las rígidas normas internacionales de calidad y sanidad, con lo cual buscan concienciar a su consumo preferencial, estimulando la actividad laboral de miles de personas y al mismo tiempo erradicar el contrabando.

El sector lácteo paraguayo, que ha demostrado su fortaleza ante el impacto de la pandemia de covid-19, a través de la Cámara Paraguaya de Industriales Lácteos (CAPAINLAC) y las ocho marcas asociadas al gremio, realizó el lanzamiento de la campaña Ñande kamby, para posicionar la lechería nacional y promover el consumo de la producción nacional.

Durante la presentación de la campaña, el presidente de CAPAINLAC, Erno Becker, destacó que el sector tiene un desarrollo sustentable “donde más de 28.000 personas adheridas a este trabajo están produciendo alrededor de 2,5 millones de litros de leche por día, traducidos en 700 millones de dólares, que es una economía interesante y sobre todo en tiempos de pandemia, donde hemos abastecido a todos los puntos de venta sin ninguna interrupción ni alteración de precios”.

El presidente de la UIP, Gustavo Volpe, destacó que “la leche ha tenido pasos agigantados en materia de calidad y productividad pese al contrabando, en un país donde competimos economías como Brasil y Argentina. La leche y la industria paraguaya siguen en pie compitiendo en una tremenda desigualdad, que hace que el fisco recaude menos, pero el efecto más terrible es la pérdida de empleos de paraguayos porque no tienen ese mercado debido a que el 50% del mercado está abastecido por el contrabando, históricamente”.

De hecho, una de las inquietudes que dieron origen a esta campaña es el contrabando, a lo que se suma la importación elevada de lácteos, principalmente quesos, lo cual puede ser reemplazado por la producción nacional y, por otro lado, el contrabando, que, si bien este año disminuyó durante la cuarentena, recobró fuerza una vez que se fueron liberando las restricciones.

“Además de tener un impacto económico en la producción nacional, el contrabando de productos lácteos genera un riesgo para la salud del consumidor, porque no se tiene ningún control sobre el origen ni el manejo que se le da a estos alimentos”, señaló Lourdes Torres, gerente de CAPAINLAC.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que el consumo mínimo per cápita por año es de 180 litros de leche, pero en Paraguay solo se llega a los 130 litros por persona.

Este bajo consumo no se debe a la escasez de leche; por el contrario, hace años que el Paraguay dejó de ser un país netamente importador para autoabastecer su mercado interno e incluso exportar; sin embargo, todavía hay hábitos que cambiar en la alimentación de la población.

La gerente de CAPAINLAC destacó que durante la crisis sanitaria por el coronavirus el sector lácteo no paró un solo día y siguió trabajando al 100%. Tampoco hubo desabastecimiento en ningún punto del país, y cumplieron en su totalidad con el programa de merienda escolar, a pesar de que tuvo una modalidad diferente este año porque los padres fueron a las escuelas a retirar la leche para sus hijos.

Para el 2021, una meta de la CAPAINLAC es seguir trabajando en campañas que promuevan el consumo de lácteos nacionales.

“Para nosotros, es importante que el consumidor entienda que, si va a invertir en alimentarse, lo haga apostando a lácteos nacionales para que su inversión quede en el país”, alegó Torres.

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