Por un buen tiempo, China estará cerrada para la apreciada carne paraguaya. Los productores claman por vender a ese mercado competitivo, ante el acuerdo de siete llaves que mantienen sucesivos Gobiernos con Taiwán.

No transcurre prácticamente un día sin que algún productor exteriorice la intención abierta de los ganaderos de vender carne paraguaya a China, señalada como el sueño del pibe en materia de precios y volumen. La posibilidad, lejos de presentarse como opción de valor en una economía de mercado abierta, se mantiene abroquelada en el tiempo debido a un acuerdo mutuo con Taiwán que impide cualquier tipo de relación con el país continental. “Hasta ahora, es nada más que una importante intención de deseos de todo el sector productivo”, expresó a La Mira el Dr. Carlos Trapani, ex presidente del Senacsa y de la Asociación Rural del Paraguay.

– ¿Hay alguna ventana abierta de exportación a China?

– La exportación de carne a China no es posible, esa es la verdad verdadera, porque estamos condicionados por ambas partes: China exige como condición sine qua non para hacer negocios que le desconozcamos a Taiwán, país con el que Paraguay tiene relaciones diplomáticas y un compromiso muy grande de por medio que hace imposible tener algún tipo de relacionamiento con China continental.

– ¿Por qué se insiste mucho con el tema China, si no hay fundamento legal?

– Creo que se trata de una expresión importante de deseo de todo el sector productivo. Esto es así porque Paraguay tiene una altísima dependencia de la producción de alimentos, y un país como el nuestro que tiene ese tipo de economía no puede dejar de estar presente en uno de los mercados compradores de alimentos más grande del mundo. Si se sigue ejerciendo presión, en algún momento se tiene que abrir ese mercado. Eso es lo que todos queremos, pero no podemos.

– ¿Qué pasa con esa presión? ¿El Gobierno se mantiene en cerrar las puertas al sector que mantiene al Estado?

– La presión sigue, pero no se trata solo de una cuestión de Gobierno sino de Estado. Todos los Gobiernos anteriores actuaron de la misma manera en este tema, pero en algún momento, como país de altísima dependencia de su producción de alimentos, vamos a tener que estar en el mayor mercado del mundo, que es China.

– Podría ser en otros Gobiernos, porque el de ahora no da señales.

– Asimismo. Ningún Gobierno se ha manifestado contrario al estado actual de cosas que, como dije, se viene arrastrando de hace décadas, o sea toda la vida. En la Cámara de Senadores se había pretendido sacar al menos una resolución para negociar con China, pero no corrió. Por eso digo que mientras no haya cambios importantes en ese sentido, no vamos a poder hacer nada.

– ¿No le desgasta al sector el martilleo sordo?

– La función del gremio de productores es justamente hacer presión, pero no solo por el caso de China, sino por otros factores que están incidiendo negativamente en el sector productivo primario donde está el ganadero. En este sentido, los precios no solo vienen por no contar con el mercado de China sino por muchos otros problemas que se vienen denunciando, como la concentración de la faena, que vinieron exacerbar la situación.

– Se habla de diferencias de precios internos de la carne y de la necesidad de diálogo que no se concreta.

– Claro, pero acá hay que insistir que el productor no tiene absolutamente nada que ver en la fijación de precios al consumidor. El precio del ganado lo fija la industria, y también ella establece los precios al consumidor final, porque la industria maneja más del 80 por ciento de la faena.

– ¿El productor debe desmarcarse de la estigmatización relacionada a precios?

– Un grupo de ganaderos es lo que manifiesta esa situación; no se ha escuchado mucho de culpa a los ganaderos, pero hay algunos productores metiéndose en esta cuestión.

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