La inocencia pintada en el rostro de la bella Yuyú, arrancada del seno familiar hace más de un año en circunstancias rebosantes de misterio que la fiscalía no puede desentrañar, manteniendo el caso impune y extendidamente doloroso para la ciudadanía.

Pasan los días, y la esperanza de encontrar a la niña Juliette Le Droumaguet, de 8 años, desaparecida en extrañas circunstancias el 15 de abril de 2020 se desdibujan en la esperanza de la gente, que ha dejado de confiar en las autoridades y eleva plegarias por la suerte de la inocente víctima.

El caso ha conmocionado al país y al mundo policíaco, dadas las características especialmente llamativas de la desaparición, registrada en horas del día, en la casa familiar de las afueras de Emboscada (a 45 kilómetros de Asunción), donde casi nada pasa desapercibido para los vecinos.

Sin embargo, Yuyú (como es conocida en el barrio Isla Alta donde residía con su familia), se disipó en el espacio geográfico como si la hubiera tragado la tierra.

Nadie vio nada de lo que ocurrió aquel día, sino la mañana siguiente, cuando saltó la ausencia de la niña y se dio participación a las autoridades.

A partir de entonces, nada ha sido suficiente para encontrar a la pequeña, que sigue con paradero desconocido a pesar de que el Ministerio Público puso en operación a nada menos que 4 fiscales para la investigación del caso, y el propio presidente de la República expresó en algún momento su deseo de que Yuyú retorne sana y salva a su hogar.

Juliette ostenta la nacionalidad francesa recibida de su padre biológico, pero esta situación no ha favorecido en nada a la causa.

El alemán Reiner Oberüber continúa como principal sospechoso de la desaparición, con la presunta complicidad de la propia madre de la niña, Lilian Zapata, a quien los vecinos indignados le culpan de ser protagonista de número de esta historia de terror y dramatismo que ha impulsado la creación de un himno dedicado a la víctima, con estrofas que lanzan munición gruesa contra la “desalmada” mamá y endilgan a Juliette la jerarquía de ángel.

Sin mucho preámbulo quedaron en el olvido los ampulosos anuncios de Oberüber acerca de supuestos “datos contundentes” sobre el caso que iba a dar a conocer a la prensa desde la prisión de Villarrica adonde fue derivado por presión ciudadana, y también la promesa de Zapata de colaborar con la investigación.

Los fiscales de la causa se mantienen mudos, mientras la ciudadanía mira para otro lado, donde se han concentrado los problemas, como el tema de las vacunas, la recesión económica, el aumento sostenido de la canasta familiar, la falta de fuentes de trabajo, el incremento imparable e impune de la inseguridad y, en un termo apartado, el nivel de vida monárquico en que se maneja el inútil poder político.

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