El fruto del esfuerzo de centenares de pequeños productores corre peligro debido, una vez más, a la falta de política de gobierno en favor de los menos favorecidos. Mientras, en otro escenario, el contrabando arrecia y alimenta a los poderosos.

Pequeños productores de cebolla agremiados ante la Federación Nacional Campesina se encuentran en pie de guerra contra el gobierno por la falta de política clara en beneficio de los agricultores de fincas familiares y ventajas enormes para los grandes intereses empresariales, que se nutren del contrabando con la complicidad de las autoridades encargadas del control de fronteras, que se dedican a decomisar bolsos de paseros mientras grandes contenedores cruzan a sus espaldas sin traba alguna.

“Ayer mantuvimos una reunión con autoridades del Ministerio de Agricultura y Ganadería y nos prometieron una salida a la situación”, informó este miércoles Juan Ovelar, productor de la zona de Coronel Oviedo, en comunicación con La Mira.

Explicó que el MAG pondrá a cargo de los cebolleros 4 camiones de mediano tonelaje para el traslado de la producción a los centros de comercialización en Asunción, especialmente el Mercado de Abasto y alrededores, como parte de un programa de ayuda para la comercialización sin más pérdida de tiempo, de modo a evitar que el alimento se pudra en los depósitos por la falta de venta.

“Vamos a ver en qué termina esto; por ahora tenemos la esperanza de que el MAG nos ayude, teniendo en cuenta la necesidad de los agricultores de generar ingresos para enfrentar el costo de vida, que cada vez está más complicado porque suben los precios de la canasta familiar pero el precio de nuestro producto está estancado por culpa del contrabando”, recalcó Ovelar.

De acuerdo a los datos, el ministro de la cartera agropecuaria, Santiago Bertoni, se reunió este martes con referentes de la FNC y productores, prometiendo ejercer presión para evitar el contrabando y limitando la AFIDI que, según otras fuentes, continúa adjudicándose a full a grandes empresarios y amigos del poder, en una práctica extendida que se ha venido repitiendo “tradicionalmente” con todos los ministros del MAG, sin ánimo de erradicarse el problema que perjudica directamente al producto paraguayo y, con ello, la posibilidad de mejora del precario nivel de vida de millares de familias campesinas.

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