Marito no logra despertar del sopor que le mantiene dormido, mientras el Paraguay enfrenta un estado de anarquía pocas veces repetido en su larga historia de infortunios. (Foto: independiente.com.py).

Horas de temor, impotencia y amargura con un futuro inmediato aún más difícil sacan el sueño a los paraguayos, sumergidos en un extendido “martes 13” que le tiene sin cuidado al gobierno, más preocupado por hacer campaña política para repartir mentiras, instalar el odio partidario y tratar de alargar el reinado del esquema de corrupción que carcome al país.

Los casos de sicariato diarios constituyen eslabones aciagos de una cadena interminable de hechos criminales que ensucian la imagen del gobierno y de la República del Paraguay.

Esta situación pareciera ser asumido como detalle menor ante la inoperancia mayúscula de los sectores de poder por poner fin al estado de cosas, especialmente el presidente Mario Abdo Benítez y sus ministros, en este caso el responsable de la cartera de Interior, Federico González, proveniente del semillero de improvisaciones del gobierno, y el colegiado parlamentario, especialmente la izquierda y acólitos, que le ofrecen impunidad a Marito a cambio de la coparticipación cómplice en los abusos de Estado.

La consecuencia lógica del maridaje entre el gobierno y la izquierda paraguaya es el caos en que se encuentra la República, que mantiene en zozobra permanente a la población sumida en la inseguridad, la inflación imparable, el alto costo de vida, servicios públicos deficitarios, fuentes laborales cerradas y cero incentivo a la producción, entre otros males, como si la pandemia no fuera suficiente para mantener arrodillada a la población.

Marito no tiene mayores problemas en sostener el desmadre político, económico y social porque se siente seguro en brazos de la oposición, así convertida en socia putativa del poder supremo de la República y con “derecho” a sostener la estructura de perversión pública, con resultados lamentables que saltan a la vista de propios y extraños.

Antes que tomar el toro por las astas, nuestro perdido presidente también mantiene un extraño vínculo de pasión con otro «toro», el vicepresidente Hugo Velázquez, quien días atrás recibió un duro revés cuando Marito desvió su preferencia electoral hacia la figura de su pariente político y socio de negociados Luis Pettengill, en otra muestra de incoherencia, falta de personalidad y perfil de sonámbulo extendido.

Así las cosas, y mientras el poder se pelea por eternizar los zoquetes, el Paraguay se cae a pedazos, a pocos días de que el sector productivo convocara a embajadores de gobiernos amigos a exhibir el Paraguay del trabajo en la próxima edición de la Expo 2022 de Mariano Roque Alonso, en una dura confrontación de visiones y prioridades que debería llenar de vergüenza a nuestros dignatarios.

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