La muerte cargada de injustica que segó la vida de don Adolfo dejó una tristeza generalizada en la ciudad, que clama ahora por la detención de los criminales. El grito de «nunca más» se escuchó con insistencia este miércoles en el sepelio del empresario carismático que se ganó el cariño de la gente.

Un día diferente, pocas veces repetido en la historia de Emboscada, experimenta este miércoles la ciudad de Emboscada con el sepelio de Adolfo Ramón Fleitas, quien se ganó el aprecio de consumidores y los propios habitantes por su perfil de hombre generoso, trabajador y siempre presente en momentos de necesidad cuya vida cayó fulminada por cuatro desconocidos que el pasado lunes rompieron la rutina de tráfico en un sector de la congestionada ruta 3 para sellar con una muerte violenta el destino de un empresario que da trabajo a muchas familias del lugar.

“Increíble”, dice en medio de sollozos una empleada del supermercado “El Peque” al llorar la muerte de su patrón.

“Era un hombre extremadamente bondadoso, sensible a las necesidades de los demás, generoso como pocos”, lamenta otro empleado, mientras la multitud acompañaba el féretro rodeado de flores camino al camposanto.

La ciudad prácticamente quedó paralizada por un par de horas, con una población estremecida por el golpe de perder a una buena persona, y clama por justicia.

“Pedimos a las autoridades que esto nunca vuelva a pasar en nuestra comunidad. Somos gente trabajadora, amante de la paz y el respeto, en este caso por la vida”, expresó otra pobladora.

Don Adolfo, como era conocido en su ambiente, fue sorprendido en la mañana del lunes en pleno centro de la vecina ciudad de Limpio adonde viajó para realizar diligencias propias de su negocio, donde sin vueltas fue abordado y ejecutado por un desconocido, con la ayuda de tres cómplices.

El hecho quedó grabado en cámaras de seguridad del entorno, y la policía trabaja sin descanso para identificar y atrapar a los criminales, que según los primeros datos tenían el objetivo de robar el dinero que supuestamente llevaba en su poder el supermercadista, aunque sus familiares alegan que justamente en esa ocasión no transportaba valores sino un par de sierras de carnicería para ser afiladas en un taller de Limpio.

De acuerdo a datos arrimados a La Mira, los delincuentes manejaban información precisa sobre los movimientos de la víctima, por lo cual la Policía no descarta el involucramiento de empleados infieles o de personas externas que oficiaban de delatores.

Los ciudadanos comprometen la acción de la Policía Nacional, en el sentido de ultimar acciones en torno a la seguridad, para que nunca más se repitan hechos luctuosos lamentables como el sucedido con don Adolfo Fleitas.

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