Efraín se ríe de la justicia paraguaya, de la majestad de las instituciones y de la soberanía nacional al afirmar que va a impulsar la extradición de Cartes, levantando oleada de repudio de indignados que lo acusan de traidor patológico.

Como si se tratara de un juez penal de Garantía o un ministro de la Corte Suprema de Justicia, el polémico candidato liberal de la Concertación en la carrera presidencial, Efraín Alegre, vuelve a estar en el ojo de la tormenta política tras afirmar ante medios a su orden y servicio que en caso de ser presidente del Paraguay va a impulsar la extradición del expresidente Horacio Cartes a Estados Unidos, país que lo ha declarado significativamente corrupto al igual que al vicepresidente de la República, Hugo Velázquez.

La acusación del país norteño se ha dado en un marco de violación y desprecio a la majestad de la justicia en la República del Paraguay, teniendo en cuenta que ha oficiado de juez y parte para poner entre cuerdas a los dos jerarcas, y después a otros 7 ciudadanos, todos ellos afiliados al Partido Colorado.

Los casos respectivos están en la danza de las críticas, especialmente porque ni un solo referente político ni de otra naturaleza perteneciente a la oposición, e incluso al oficialismo y dueños de medios involucrados en lavado de dinero y negociados feroces, ha sido citado siquiera por el “gran juez” norteamericano, cuyas acciones han sido calificadas como flagrante intromisión en los asuntos internos del país y de violar el debido proceso que la Constitución Nacional garantiza para todas las personas, sin excepción, señaladas de cometer crímenes o delitos.

Las leyes del Paraguay señalan que nadie debe ser sancionado sin un juicio justo, lo cual no se da en el caso de los 9 colorados “sentenciados” por Estados Unidos, quienes de esta manera son víctimas de un Estado fallido propiciado desde el mismo poder de la República, incluida la oposición agavillada que permitió semejante atropello a la soberanía paraguaya sin empacho alguno, e incluso alentando que siga la injerencia, en una muestra de rebeldía jurídica y traición a la patria.

“Voy a pedirle a Estados Unidos que proceda a la extradición”, dijo este lunes el polémico presidenciable liberal, quien se encuentra aún en el ojo de la tormenta luego de que hiciera una exhibición abierta de autoritarismo con su intento de amedrentar a la prensa que critica la corrupción y denuncias en que está envuelto Efraín.

Esta muestra de dictadura contamina aún más la campaña sucia que, junto con amigos mediáticos, lleva a la práctica contra el Partido Colorado y específicamente contra Santi Peña, a quien le tiene entre cejas desde que todos los sondeos y encuestas le colocan como máximo favorito, con guarismos inalcanzables, para llegar a ser presidente de la República luego de las elecciones del domingo.

Efraín y su cohorte de aduladores cómplices han alentado desde un primer momento el manoseo de Estados Unidos a la justicia, la institucionalidad y la soberanía del Paraguay, constituyéndose en el eje del mal repudiado por la ciudadanía que exige el respeto a la Constitución Nacional y leyes internacionales de defensa de los Derechos Humanos, entre tantos otros estadíos que consagran las libertades individuales y la seguridad jurídica en el marco del Estado de Derecho.

“Efraín no es la ley”, dispara este lunes un indignado social tras tomar nota del nuevo escándalo político protagonizado por el polémico líder liberal, que marcha muy rezagado en las preferenciales electorales y según los anuncios está a punto de acumular otra gran derrota a manos de su referencial cancerbero colorado.

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