Rubén Villalba es señalado como líder instigador de la matanza de Curuguaty, pero el soporte mediático amigo lo presenta como blanca palomita. «Hacen aparecer como si los policías desarmados se hayan suicidado», afirmó la familiar de un agente acribillado.

Con mucha pena, familiares de policías muertos a balazos en las tierras invadidas de Marina Cue en el 2012 se enteraron por los medios sobre la libertad de Rubén Villalba, el último de los reos que por esa causa guardaba reclusión en la cárcel de Tacumbú.

“Una vez más, la mal llamada justicia se prestó a los intereses de la ideología política, la misma que impulsó a los supuestos campesinos a tierra a ocupar con violencia las tierras de Marina Cue, provocando la muerte de inocentes, entre ellos policías que habían entrado al lugar desarmados, con el ánimo de dialogar, pero fueron recibidos a balazos como si se trataran de criminales, cuando los verdaderos criminales estaban en el asentamiento, cobardemente ocultos entre niños inocentes”, posteó este viernes Ursulina Colmán, familiar de uno de los 6 policías abatidos.

Consideró también como hecho criminal y apología abierta a la violencia el hacer aparecer públicamente a Villalba como héroe, “a sabiendas de que se trata de un delincuente apadrinado por la izquierda, por ONG’s y medios de prensa amigos, que de esta manera victimizan a los culpables y satanizan a los propietarios de las tierras y todos los que defienden la propiedad privada”.

El soporte mediático devoto divulgó ayer detalles de la libertad de Villalba, que según los datos se produjo tras develarse un “error” en el proceso que derivó en su encarcelamiento junto con otros acusados que hace tiempo recuperaron su libertad y pasaron a engrosar las filas de los que reivindican la invasión como fórmula efectiva para la conquista de tierras en Paraguay.

El pacto regional de partidos de izquierda englobado en el Foro de Sâo Paulo ha tomado la causa de Curuguaty como bandera de lucha, reivindicando el uso de la fuerza y la rebeldía armada para “hacer valer derechos negados por los Estados”.

Contradictoriamente, las organizaciones ideologizadas de “campesinos sin tierra” nunca reclaman el derecho al trabajo y la distribución de recursos acumulados a sectores rurales o urbanos necesitados que comulgan en carpas opuestas.

“Para ellos, el negocio del siglo es victimizarse extendidamente y cantar miseria, en una artera conjunción de necesidades que todos estamos obligados a solucionar, pero nadie se acuerda de los que no tenemos padrinos políticos y debemos pelear cada día una lucha aparte para sobrevivir”, señaló en su sitio social la indignada Ana María Genes.

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