Unos días de caos en la ciudad generando molestias y amenazas bastaron a los campesinos para convencer a legisladores llevándose 25 millones de dólares del presupuesto nacional para ser destinados supuestamente a la agricultura familiar.

En años anteriores, el argumento para reclamar fondos del Estado se repetía una y otra vez en el lado climático-atmosférico, pero en esta ocasión campesinos organizados fueron más creativos y aludieron a un plan de desarrollo de la agricultura familiar para lograr la sensibilidad del Senado de la nación y embolsarse nada menos que 25 millones de dólares.

“Ya sabemos en qué terminará esto. El año que viene seguramente volverán a generar caos en el microcentro, molestando, amenazando y agrediendo a quienes trabajamos sin recibir ni un centavo de ayuda del gobierno, con las historias de siempre: que la plata no llegó, que las plagas se comieron los cultivos, que hizo demasiado frío, que cayó un intenso calor, que las lluvias, que el viento, que esto, que aquello”, posteó este jueves en su sitio social el ciudadano David García, en coincidencia con centenares de opiniones que califican a los manifestantes de oportunistas y haraganes.

El Senado de la nación aprobó el proyecto de ley “que esta­blece medidas de impulso a la inversión a través de obras públicas y programas produc­tivos destinados a la agricul­tura familiar campesina, en el marco del plan de recupera­ción económica por los efec­tos causados por la pandemia del covid- 19”, en consonancia con la retórica de los reclamos campesinos.

El proyecto retornó a la Cámara de Diputados, que deberá analizarlo y votar por la aprobación con eventuales modificaciones, o el rechazo.

De acuerdo a los datos, el millonario monto debería ser administrado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), a la sazón el principal culpable del abandono de la agricultura familiar en especial, y del desarrollo de la producción campesina, en general, debido a sucesivos ministros nombrados por el Poder Ejecutivo sin la calidad profesional e incluso moral que requiere la alta investidura.

Fieles a su tradición ideológica, senadores del ala izquierda se rasgaron las vestiduras en beneficio del campesinado organizado que responde a ellos, y se alinearon como velas para aprobar los generosos fondos, que significarán seguramente alivio económico para las cúpulas y, como siempre, sufrimiento y precariedades para la inmensa mayoría subyugada.

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