Mientras el Gobierno calla, la inseguridad en el norte significa un dolor de diente para la población, que no encuentra respuesta al ninguneo de la fuerza de seguridad al reclamo de rescate de los secuestrados y destrucción del EPP. En la foto, parte de la logística expuesta como prenda por la FTC durante su incursión por los montes de Concepción.

Un solitario y desteñido cartel colocado en la norteña ruta 5 reclamando información sobre los secuestrados Edelio Morínigo, Félix Urbieta y Oscar Denis, pone de manifiesto el ninguneo del Gobierno a los reclamos extendidos de rescate y libertad de los tres compatriotas que se encuentran en poder del ilegal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

Al cumplirse este martes 2.391 días del secuestro del policía Morínigo; 1.560 días del plagio del ganadero Urbieta, y 133 días del rapto del ex vicepresidente de la República Denis, el presidente Abdo Benítez, en su condición de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y jefe de la inútil Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) desplegada costosamente en el norte, no tiene respuesta para los familiares de las víctimas ni para la ciudadanía, que ante palpable muestra de ineficiencia no tiene garantía de seguridad.

La mimada FTC, que le cuesta al pueblo la friolera de 14 millones de dólares anuales en presupuesto, nunca se ha justificado.

En todo este tiempo de dolor y miedo generado por el grupo terrorista en el norte no ha encontrado (tal vez nunca lo buscó) la estrategia adecuada que conduzca a la localización de los secuestrados y sus captores que, según fuentes militares corroborados por vecinos de la región, se encuentran atrincherados en un radio de no más de 50 kilómetros cuadrados, teniendo como eje la ciudad de Yby Yaú.

“Están por acá nomás, escondidos y, posiblemente, resguardados en seguridad e información por padrinos políticos”, confesó un lugareño a periodistas interesados en alguna primicia acerca del fenómeno llamado EPP, cuyos miembros no pueden ser descubiertos en una pequeña superficie donde todo se conoce.

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