Secuela de la acción vandálica de los delincuentes que, bajo la falsa bandera de la reivindicación social, se apoderaron por la fuerza de la propiedad privada, donde se han atrincherado para cometer todo tipo de abusos, ante la mirada cómplice de las autoridades.

Corrían mediados del 2012 cuando la rutina de tranquilidad de la Ganadería Pindó S.A. se vio violentamente sacudida por una horda salvaje de delincuentes que, al grito de “tierra o muerte”, procedió a destruir todo a su paso, incluyendo los retiros y la casa patronal, vehículos, bretes, sacrificaron animales y dejaron instalada su impronta de vandalismo bajo el falso perfil de campesinos sin tierra.

Durante todos estos años, los invasores se han fortalecido a la sombra de la impunidad, desarrollando una próspera industria de delincuencia y criminalidad que ninguna institución del Estado se ha animado a erradicar bajo variadas excusas que, finalmente, delatan la vulnerabilidad de los organismos públicos y el miedo que tienen para cumplir con su trabajo pagado por el pueblo, que de esta manera se queda expuesta a cualquier atropello sin el menor atisbo de justicia.

Antes de estos sucesos delictivos y criminales, la empresa ubicada en la jurisdicción de Ybyrarovaná fue una próspera agroganadera dedicada al cultivo de soja y la cría y venta de ganado vacuno de la raza Brangus.

Luego de estos 8 años de invasión, ataques, saqueos y persecuciones de todo tipo, las consecuencias son catastróficas; la estancia está totalmente ocupada y saqueada, y esta situación de zozobra en una “zona liberada” se han extendido a todo el entorno de la estancia Pindó.

De acuerdo a datos suministrados por los propietarios, la estancia ha sido arrasada, saqueada e incendiada hasta su destrucción total, y en el asentamiento ilegal que se encuentra adentro pululan delincuentes de todo tipo, abigeadores, traficantes de rollos, contrabandistas, narcotraficantes y extorsionadores, entre algunos de los rubros delictivos más comunes.

En el año 2015, los invasores han incendiado el casco central de la estancia, ocasionando perjuicios físicos estimados en 300.000 dólares. En esa oportunidad, el ataque incluyó la toma de rehenes, a quienes golpearon, maniataron, rociaron con combustible y amenazaron de muerte a los personales y guardias de seguridad del mencionado casco en caso de que vuelvan a ser vistos por el lugar.

Bajo amenazas de muerte, los “campesinos sin tierra” también impidieron la siembra de las aéreas mecanizadas, ocasionando pérdidas superiores a 1 millón de dólares solamente en estos últimos 4 años, según se informó.

En 4 diciembre de 2019 los invasores atacaron el ultimo retiro, “Guaraní”, que se erigió en el casco central de lo que quedaba de la estancia, incendiando y desmantelando la casa de los empleados, llevándose todo lo que había adentro, incluso enseres personales.

Los tinglados fueron desarmados, así como los bretes y el cepo metálico, con un daño aproximado de 150.000 dólares.

En este último incidente se dio aviso a la Policía zonal, con la debida antelación, de las amenazas de ataque existentes a los trabajadores de Pindó, pero si bien los agentes concurrieron al lugar no se animaron a ingresar ni a hacer absolutamente nada, argumentando que eran superados en cantidad por las hordas de campesinos fuertemente armados, siendo rebasados en sus fuerzas.

De esta manera, los “guardianes del orden público” se limitaron a observar durante dos o tres días cómo los belicosos atacantes desmantelaban las instalaciones del retiro Guaraní, sin atinar a intervenir.

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