La poderosa «empresaria de frontera» vinculada al lavado de dinero sucio tiene orden de captura nacional e internacional, pero la Policía no encuentra a la mujer, que a través de abogados tramposos se da el tupé de imponer condiciones a la justicia.

El pasado 7 de marzo, el juez Gustavo Amarilla declaró la rebeldía y orden de captura de la empresaria de frontera Dalia López, involucrada en una red de lavado de dinero sucio que ganó notoriedad pública nacional e internacional luego de que acompañara, en calidad de “madrina”, al ex astro del fútbol Ronaldo de Assis, conocido como “Ronaldinho Gaúcho”, durante su malograda visita al Paraguay para el lanzamiento de una cruzada en favor de la niñez, entre otras actividades solidarias cargadas de amor.

La captura ordenada por la justicia paraguaya fue el resultado del escándalo protagonizado por Ronaldinho después de haber sido descubierto con documentación paraguaya de contenido falso, supuestamente proveída por el entorno de la Dalia, hasta entonces poco conocida en el ambiente mediático, a pesar de su voluminoso expediente en el “negocio de frontera”, apelativo utilizado para describir las actividades ilegales en materia de contrabando y tráfico ilegal.

De acuerdo a informes de la prensa paraguaya, la empresa adjudicada a Dalia López cuenta con registro de exportación en el 2013, pero llamativamente no ha consumado ningún movimiento comercial durante años, y a más de ello figura en Contrataciones Públicas como empresa de pasajes, transporte, muebles, equipos y accesorios, entre otros, pero tampoco registra producto, servicios ni adjudicaciones.

Es voz generalizada que la mujer oficia de punta del ovillo de una red gigantesca de lavado de dinero, y trata de ocultar su perfil de perversión a través de cruzadas solidarias de profundo contenido emotivo, utilizando la inocencia de niños para exponer su rostro criminal.

Durante todo este tiempo, la Policía paraguaya no ha sido capaz de localizar y proceder a la captura de López, que según informes se encontraría bajo custodia y respaldo de autoridades y abogados litigantes de renombre que se dan el tupé de poner contra las cuerdas al propio sistema judicial con el propósito de blindar a su defendida y llevar la causa al opareí.

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