HORQUETA (Por Freddy Rojas Martínez).

Los partidos políticos de nuestro país no cumplen con sus funciones porque sus dirigentes no desarrollan la verdadera política, que es la búsqueda del bien común.

En Paraguay se fundaron los tradicionales partidos políticos como la ANR (Partido Colorado) y el Partido Liberal (PL), más tarde Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), y con el paso del tiempo fueron apareciendo nuevas organizaciones políticas.

Los tradicionales partidos tienen como base a las seccionales coloradas y a los comités liberales, que tampoco cumplen con sus obligaciones debido a que sus dirigentes no se reúnen periódicamente para analizar la situación socio-económica de los distritos, departamentos, del país y de sus propios partidos, debido a que no tienen una mentalidad crítica y educación cívica y política.

Tanto los miembros de las seccionales coloradas como los comités del PLRA de todo el país deberían reunirse periódicamente con los concejales municipales, departamentales, con el intendente municipal y el gobernador departamental para coordinar programas de desarrollo y de acuerdo a las conclusiones a las que llegan al final de las reuniones decidir qué hacer con las autoridades. Inclusive si los dirigentes son honestos deben ser contralores de las autoridades nacionales, departamentales y municipales para evitar la corrupción que empobrece al pueblo paraguayo también sea sometida a los mandamases.

Sin embargo, los miembros de las bases partidarias no realizan reuniones para discernir sobre los problemas del país y no influyen en mejorar la situación declarada, que sobran en cada rincón del país, presionando a los dirigentes de sus respectivos partidos para que se cumplan con las ideologías de sus asociaciones políticas, que ni las conocen.

Los dirigentes de los partidos políticos se limitan en afiliar a las personas, fanatizarlas por los símbolos partidarios y no fomentan sus respectivas ideologías porque la mayoría no sabe en qué consisten. Solamente cuando se acercan las elecciones municipales o generales se reúnen para organizar las actividades proselitistas, y hasta allí nomás.

Sería fundamental que los dirigentes partidarios busquen cambios a través de la educación cívica y política para capacitar a los afiliados y formarlos como verdaderos políticos con una conciencia crítica constructiva, y no limitarse a fanatizarlos por el partido y utilizarlos como títeres. Evidentemente, la mayoría de los dirigentes de la Junta de Gobierno del Partido Colorado y del directorio del PLRA utilizan a sus asociaciones políticas para sus propios beneficios a través de las prebendas, y no para el pueblo, que tampoco cuestiona a las autoridades por la ignorancia cívica y política.

Los fanáticos dicen que siempre votarán por sus partidos para no traicionarlos, pero los traidores son los dirigentes al no aplicar políticas de desarrollo relacionadas con la ideología de sus partidos.

La palabra correligionario significa «el de la misma idea», pero esa frase no se evidencia en este país, por lo cual el único camino para limpiar la política paraguaya es una educación amplia y de calidad para las nuevas generaciones porque, de lo contrario, Paraguay nunca cambiará y seguirá empantanado en lo mismo.

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