Marco imponente del IPS décadas atrás, cuando oficiaba de uno de los mejores seguros de la región y del mundo. Hoy día, la institución se cae a pedazos, como producto de la voracidad de la clase política y empresarios que juegan con la vida de los asegurados.

El Instituto de Previsión Social (IPS) enfrenta su peor momento desde que fuera fundado en 1943 porque camina rumbo a la quiebra debido a la corrupción generalizada que afecta en grado sumo a sus finanzas, denunció el presidente de la Asociación de Médicos del ente, Dr. Edilberto Rivarola.

Sin identificar directamente a culpables, disparó munición gruesa contra la “mafia político-financiera perversa y voraz” enquistada en la institución como causante de los males asistenciales, la precariedad en las atenciones y la crítica falta de medicamentos.

Afirmó que en su momento el IPS fue considerado como uno de los mejores seguros de la región y del mundo, y el orgullo que significaba para los trabajadores aportantes el recibir atención digna con provisión de medicamentos e insumos.

Sin embargo, “hoy nos encontramos en una situación de calamidad asistencial que golpea por igual a asegurados, jubilados, pensionados y funcionariado en general”, recalcó el médico.

Añadió que la clase política nacional hace poco o nada para remediar la situación, posiblemente debido a los altos intereses en juego, entre ellos discrecionales y jugosas distribuciones de beneficios que hacen acallar denuncias y críticas.

En estos momentos, la previsional enfrenta una oposición discreta de parte de sectores afines al gobierno, entre ellos la llamada oposición, que en un momento quemante de electoralismo sale a decir que no va a autorizar al IPS nuevos préstamos para saldar deudas impagas de 240 millones de dólares con empresas farmacéuticas, consideradas cómplices en el manoteo de recursos institucionales.

El espíritu de la corrupción corroe los cimientos del IPS, que presenta una imagen de deterioro en todos sus ámbitos, principalmente en lo atinente a la atención de los asegurados aportantes, quienes deben soportar verdaderos suplicios a la hora de acceder a un turno de consultorio y, ni qué decir, ser beneficiados con una milagrosa agenda para cirugía.

Lograr un lugar para ser atendido en especialidades como neurología, cardiología, oncología, cirguía e incluso clínica médica se ha convertido en viacrucis para los interesados, quienes deben soportar estresantes prácticas de paciencia que comienzan con la atención del call center, que con 35 funcionarios no da abasto para satisfacer la demanda potencial de unos 5.000 pacientes por día, según los registros.

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