Marito se jugó por el ministro zurdo y se negó a escuchar el reclamo del pueblo azotado por la delincuencia y la criminalidad. Ahora quiere llevarse los laureles de las últimas intervenciones antinarcos, idiotizando la presión norteamericana.

El presidente de la República Mario Abdo Benítez expuso una cátedra de verborragia hueca durante la reciente inauguración de un tramo de la ruta Bioceánica en el Chaco paraguayo, donde fue abordado por periodistas y aprovechó para intentar lavar su pésima imagen acudiendo a sofismas y abundantes imprecisiones en un momento donde su imagen ha caído por el suelo por la falta de gestión, inoperancia, corrupción e impunidad que golpean al círculo de poder gubernativo.

“Le estamos dando la batalla más dura en la historia del Paraguay al crimen organizado”, afirmó Marito, ante el aplauso de los genuflexos presentes, la mayoría de ellos con jugosos zoquetes en el gobierno.

Tras preguntarse por qué antes no caían estos que están cayendo ahora, dijo que no se debe temer a la lucha contra los flagelos de la sociedad, en evidente alusión a los grupos organizados de criminales, narcotraficantes y un largo etcétera de actividades ilícitas que están a la orden del día desde el mismo momento que Marito asumió el poder de la mano de Cartes.

Prometió seguir “luchando con valentía y coraje” y dirigiéndose a los millones de detractores que repudian su viciada gestión, les pidió que “hablen en números” porque “para eso somos un pueblo libre donde se respeta la opinión de todos”.

No dijo estas palabras cuando hace un mes, cansada de la inseguridad reinante con los golpes diarios de asaltantes y ladrones en todo el país, la ciudadanía pidió destituir al ministro del Interior Arnaldo Giuzzio, quien resultó blanqueado, entre otros, por el mismo sector político colorado colgado de las tetas del Estado con el acompañamiento de socialistas cómplices.

Durante todo este tiempo, entre otros impresentables e indeseables, Marito estuvo rodeado del cuestionado Giuzzio y del ministro de la SEN, Joaquín Roa, quien había sido estaba vaciando los recursos públicos en su beneficio particular, pero de forma increíble (o cómplice) la inteligencia del gobierno no pilló el fato, con lo cual los recursos millonarios destinados a esta secretaría oficial se han convertido en un inmenso derroche.

De acuerdo al observatorio ciudadano, ni uno solo de los ministros o ministras del Ejecutivo configura hoy día garantía de buena gestión, revolcándose en medio de denuncias de inoperancia e ineficiencia, mientras Marito no se da por enterado.

En medio de este caos de gobierno nacional, los comunes reciben duros golpes diarios a la canasta familiar, con una inflación arteramente desinflada por el oficial Banco Central del Paraguay (BCP) y un malón instalado con la falta de fuentes de trabajo para quienes carecen de “padrinos”.

“Es un gran caradura y cínico”, opinó María Claudia Mereles sobre las palabras de Marito.

“Desde que asumió el cargo lo único que hizo fue improvisar autoridades y el resultado está a la vista, con una anarquía total que impacta con fuerza en los sectores vulnerables del país. Siempre ha dormido con el enemigo, y ahora viene este nuevo embajador norteamericano a forzar las cosas y Marito se adelanta en hacer alarde de gestión, como si los paraguayos fuéramos ciegos, sordos y mudos para no entender la realidad que nos afecta”, posteó la indignada.

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