La política petrolera estatal se maneja bajo estándares de precios relacionados exclusivamente con los intereses de los servicentros, mientras la población sufre los rigores de los combustibles de «oro».

El gobierno se mantiene en sus 40 y se resiste a bajar los estratosféricos precios de combustibles que rigen en todo el país a consecuencia de la guerra en Ucrania y otros factores que, según sus amigos estacioneros, aún hacen inviable el reclamo ciudadano.

La situación permanece inalterable desde marzo pasado y este lunes centenares de camioneros unidos del país realizan manifestaciones de protesta en varios puntos de la república en reclamo de la inmediata baja de los precios de los carburantes, que mantienen en vilo a los usuarios, especialmente aquellos que pagan de sus bolsillos por los combustibles de “oro” y no dependen de subsidios, regalías, vales ni otros tipos de generosidad del gobierno.

Especialistas consultados por los medios coinciden en que, a pesar de que continúan los enfrentamientos en Ucrania, los astros se han alineado en favor de los intereses de la gente, mientras las autoridades responsables de la política petrolera estatal miran para otro lado.

De acuerdo a los datos, el dólar mantiene una tendencia estacionaria, el río Paraguay presenta niveles aceptables de navegabilidad, y el petróleo en el mercado mundial ha bajado sostenidamente, todo lo cual genera las condiciones adecuadas para la inmediata baja de precios ante la negativa del gobierno, que de esta manera nuevamente prioriza los intereses de las estaciones de servicio.

De hecho, durante estos meses la estatal Petropar manejada por un comodín de Marito, interpreta como dato mayor las “quejas” de los solventes dueños de servicentros, en el sentido de que los problemas se superponen por lo que no tienen más remedio que alzar los precios hasta las nubes y mantenerlos en esa situación hasta el cansancio.

Mientras esto ocurre, la economía de los usuarios ha bajado a niveles insostenibles debido a que un porcentaje importante de los escuálidos ingresos deben ser destinados a movilidad.

La nafta común o regular cuesta en los servicentros G. 8.300 por litro, mientras en localidades alejadas de la capital o de las ciudades departamentales importantes sufren otros incrementos extras por flete y gastos extras.

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