Culpables de la debacle económica, social, moral y política del Paraguay. Marito y su sucursal, Hugo Velázquez, encabezan una cruzada nacional de odio y división entre correligionarios, cuyos resultados, tempranamente, se revelan en encuestas que les ubican como seguros perdedores en las próximas elecciones.

“Cuando sea presidente voy a habilitar una línea directa con la gente para escuchar sus inquietudes personales y para tratar de encontrar juntos la solución a los problemas”, decía Mario Abdo Benítez en el fragor de la campaña presidencial del 2018, rodeado de adeptos que se estremecían al escuchar la esperanzadora promesa del joven colorado que venía con hambre de poder a “cambiar el Paraguay”.

Poco tiempo pasó para que, ni bien pasaran a segundo plano las campañas políticas, sea entronado en el cargo y se olvidara olímpicamente de sus promesas electorales para involucrarse en una jurisdicción evidentemente ajena a sus proyectos de gestión, con resultados desastrosos que están a la vista en medio del rechazo generalizado de la población no comprometida, cuando faltan apenas meses para que abandone el poder y se recluya en su castillo dorado de Lambaré o Miami.

Entre los múltiples desaciertos de Marito la ciudadanía le saca en cara no solo la corrupción imperante y la reclutación de los medios para evitar que su desastre llegue a oídos de la gente, sino la feroz persecución desatada en contra de los no alienados a su siniestra campaña política, donde no puede citarse ni un solo proyecto de mejora para levantar este postrado país, sino arremeter contra el cartismo.

Se trata del movimiento político Honor Colorado, liderado por el expresidente de la República Horacio Cartes, a quien le han etiquetado como el enemigo común con la complacencia de los amigos opositores y la prensa cooptada, que observan de brazos cruzados cómo el oficialismo republicano en el poder divide en dos el Partido Colorado y se friegan las manos ante la posibilidad de sacar partida del mítico refrán: “Divide y vencerás”.

Para que los fríos o tibios aprendan de una vez a quién deben seguir y votar en las próximas elecciones para que todo sea igual, o peor, el abdo-velazquismo puso en marcha una acelerada cacería de brujas que diariamente deja en la calle a centenares de personas, sin importar argumentos de ninguna laya, incluso de padres de familia que deben trabajar para ganar el pan diario familiar, o estudiantes que sueñan con una profesión para dejar la pobreza, entre tantos otros perjudicados.

De esta manera, las persecuciones se convierten en un búmeran para el oficialismo abdo-velazquista, que al mismo tiempo que practica estas barbaridades propias de una tiranía despótica cosecha el descontento social, manifestado tempranamente en sondeos y encuestas que le dan como perdedor en las dos elecciones que se avecinan: las internas partidarias de diciembre próximo y las próximas generales de abril del 2023.

El “Marito de la gente” se ha convertido por peso propio en el “Marito del desastre” en una patética estrategia proselitista llevada a la práctica por el presidenciable Hugo Velázquez, quien busca secuestrar los votos de la gente a través del mismo mensaje de odio y división madurado por el gobierno y exteriorizado por fieles aliados mediáticos.

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