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HORQUETA (Por Freddy Rojas)

El pueblo paraguayo tiene una mentalidad corrompida, porque un 90% de la población no cuestiona a los dirigentes políticos, quienes se enriquecen a costa de la misma ciudadanía. La educación que desarrolla el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) no despierta al pueblo, debido a que no brinda educación cívica ni política. Esta semana, diputados despenalizaron las declaraciones juradas falsas para que la justicia no detenga a parlamentarios, ministros, jefes de instituciones públicas, gobernadores departamentales, intendentes municipales, concejales departamentales y municipales que cometen hechos de corrupción.

Hace años fueron imputados varios diputados, senadores, ex ministros de anteriores periodos y otras autoridades que no reciben el castigo que se merecen de parte de las autoridades judiciales, y muchos solo son “castigados” con la reclusión domiciliaria, que es un privilegio que tienen estas autoridades, sumado a las condenas efímeras que reciben como simulación o pantalla para tapar el ojo del pueblo, que de esta manera no ve la terrible realidad.

Los diputados y senadores se autoasignan elevadas sumas de dinero en salarios, combustibles, dietas, viajes al exterior y otros gastos, aparte de sus elevados sueldos. También, cuando el Gobierno llama a licitación para obras, los parlamentarios se inclinan por la empresa cuyo propietario más dinero les ofrece para que su compañía sea la elegida. No tienen en cuenta ni analizan la calidad de la empresa que más conviene al Estado, sino la cantidad de dinero (coimas) que reciben de los empresarios.

Los costos de las obras también son sobrefacturados por las autoridades, quienes por vía de esa estrategia, junto con empresarios amigos (cómplices) se apropian de millones de dólares que son cubiertos con préstamos de las multinacionales de los Estados Unidos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), pero las deudas no pagan.

Ante estos hechos, un escaso número de paraguayos cuestiona o analiza la realidad nacional y se siente impotente para lograr cambios prósperos en el país porque la mayoría del pueblo no tiene mentalidad crítica y califica a la corrupción como una práctica normal.

El fanatismo por los partidos políticos tradicionales es una táctica utilizada por los dirigentes que fanatizan a sus seguidores para utilizarlos (manipularlos) fácilmente, y muchos afiliados se convierten en idiotas útiles para los corruptos, porque el fanático se enceguece y no ve nada.

La dictadura del Gral. Alfredo Stroessner dejó una deuda externa de 35 años porque no pagó, solamente cumplió con intereses, y la deuda fue acumulándose y creciendo en esta era “democrática”.

La corrupción y la falta de políticas de desarrollo efectivas inciden en el aumento de la pobreza del pueblo, que de esa manera se convierte en víctima de su propia ignorancia y se mantiene genuflexa (se arrodilla por sus necesidades) ante los poderosos manguruyuses.

Para someter al país, los mandamases del Gobierno no educan al pueblo efectivamente, y la política educativa es pésima porque ni se enseña para trabajar en algún oficio. Sin embargo, en países del primer mundo, como EE.UU., Europa y algunos países de Asia, la educación es diferente y efectiva.

Es hora en que analicemos juntos la situación de nuestro Paraguay para sacar conclusiones y buscar cambios reales, porque de lo contrario nuestro país continuará navegando a la deriva, con beneficios reservados solo a los poderosos.

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