Escenario repetido hasta el cansancio en las calles del país, donde la delincuencia y la criminalidad han echado raíces ante la inutilidad del gobierno, que se pasa haciendo alarde en el exterior sobre su «lucha» contra la inseguridad. (Foto: Diario HOY).

En la instancia que fuere del exterior adonde viaja constantemente con recursos públicos sin ningún retorno en proyectos y obras concretas, el presidente Mario Abdo Benítez no pierde el tiempo para hablar de su supuesta lucha por el país, entre ellas contra la inseguridad y el crimen organizado.
La realidad cotidiana del Paraguay, sin embargo, exhibe a la luz del sol el rostro oculto de la delincuencia y la criminalidad en sus más variadas facetas, poniendo en vilo a la población y a las propias fuerzas de represión y control que nada pueden hacer ante la ausencia de una política eficaz que logre poner entre cuerdas a verdaderas organizaciones del mal y la detención de los culpables.

No pasa un solo día sin que los noticiarios radiales y televisivos se hagan eco de informes policiales relacionados con robos, asaltos, asesinatos, atentados y violencias de diversa magnitud que delatan el grave nivel de descomposición del tejido social, por un lado, y también la inutilidad del gobierno por enfrentar la situación con el rigor correspondiente de modo a ofrecer a la población un nivel de vida más seguro y amigable.

Otra cuestión que mantiene en angustia y zozobra a la gente es el avance desenfrenado del tráfico de drogas, que permea las instancias de control con suma facilidad para instalarse con fuerza y poder en la sociedad, a merced de la población indefensa que de esta manera se convierte en víctima propiciatoria de la inoperancia y el ninguneo del gobierno.

La “lucha” que en verdad sostiene Marito -de acuerdo a afirmaciones de especialistas en cuestiones de gobierno y de Estado- es contra el cartismo, al que considera en los hechos enemigo número uno, a pesar de que este movimiento interno de la Asociación Nacional Republicana posibilitó la asunción al poder del hijo de la dictadura calificado como el peor presidente del Paraguay de la era democrática.

“No pasa un solo día sin que la prensa emita informaciones sangrientas sobre hechos ocurridos en cualquier punto del país”, reclamó este viernes un comerciante del populoso mercado municipal de Asunción quien, según comentó, “lastimosamente” debe andar munido de un arma de fuego de forma permanente ante la ola de robos y asaltos y la impotencia de la Policía por erradicar este sistema de vida violento que mantiene en vigilia permanente a la ciudadanía, especialmente a quienes manejan dinero.

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