En la imagen de captura de pantalla se observa al vehículo particular hacer el giro en U para escapar del control policial, sin reparar en el costo terrible que le acarrearía al conductor esta falta impulsiva de parte de bárbaros policías.

Una vez más, la actuación de la policía paraguaya está en el ojo de la tormenta, luego de que agentes gatillo fácil reaccionaran de forma criminal para detener la maniobra indebida del conductor de un vehículo que prefirió huir antes que enfrentar la barrera policial dispuesta supuestamente para garantizar la seguridad de la gente.

La intervención se realizó en contra de cualquier protocolo de intervención para casos similares, dejando al descubierto los enormes problemas de funcionamiento y operatividad de la fuerza de seguridad pública, que arrastra históricamente una imagen de crueldad y falta de preparación, entre otros estigmas donde emerge la corrupción interna como disparador de este penoso sistema de cosas.

El hecho, que acapara la atención de la ciudadanía en un momento de ansiedad generalizada por la amenaza latente del coronavirus, se produjo la noche del sábado pasado en la jurisdicción de San Lorenzo, donde agentes de esa zona policial arremetieran a balazos contra Ricardo Riquelme, que prefirió escapar con su familia antes que someterse al control.

Riquelme señaló después a medios de prensa que temía ser víctima de coima de parte de los agentes, en un país donde la figura de la extorsión policial es cosa corriente.

Como resultado del operativo, el suboficial ayudante Derlis Sanabria y el suboficial Juan Amarilla enfrentan cargos penales, y con su accionar lamentada por el país han logrado unir a la gente en torno a una causa común con el reclamo de justicia.

Testigos calificados coinciden en afirmar que los uniformados dispararon a matar contra los ocupantes del vehículo en infracción, en el cual se desplazaban también la esposa del conductor y dos hijos menores, uno de 3 años y el otro de 6, quien fue el que acusó tres disparos de bala que le mantienen en situación de riesgo grave en el Hospital del Trauma.

Las críticas se concentran en repudiar la falta de preparación profesional de los agentes intervinientes, en este caso de la comisaría 1ª de San Lorenzo (extensivo a casi todos los policías del país), quienes según abogados consultados por La Mira actuaron impulsados por el accionar del chofer, violando de forma flagrante y criminal el manual de intervención.

“No había peligro para la seguridad de los agentes, según se observa a simple vista, por lo cual ni siquiera debían disparar al aire, sino proceder a la captura del sospechoso y derivarlo como corresponde a la jurisdicción fiscal”, opinó el abogado Alberto Cardozo.

Añadió que “la sucesión repetida e impune de procedimientos policiales ilícitos nos colocan en un Estado fallido donde la seguridad que debería brindarnos la Policía Nacional se convierte, por acción, desconocimiento u omisión, en peligro para la población”.

Entre las historias de gatillo fácil más repudiadas figura la de Richard Pereira, baleado en agosto de 2016, con la condena de dos agentes y secuelas irreversibles para la joven víctima.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *