Un nuevo hecho criminal sacude la gestión del criticado ministro del Interior, quien pese a la escalada delincuencial en el país continúa firme en su cargo, blindado por Marito y amigos organizados de la izquierda.

No pasa un día sin que algún hecho de criminalidad o delincuencia golpee algún punto del país, como ha ocurrido este viernes en una comunidad de Capitán Bado, departamento de Amambay, donde toda una familia de trabajadores rurales fue sorprendida este viernes por delincuentes que a punta de armas de fuego procedieron a consumar un acto de secuestro con fines extorsivos, según la Policía Nacional.

El informe señala que los bandidos, cuyas identidades se investigan en base a datos facilitados por las víctimas, se apersonaron en la hacienda de la familia de origen brasileño y, tras revisar cada rincón de la casa en busca de dinero, joyas u otros objetos de valor, exigieron un monto de rescate que los ocasionales secuestrados no estaban en condiciones de cubrir.

Ante la gravedad del caso, un miembro de la familia se ofreció a retirar de un banco del lugar todo el ahorro depositado para cubrir el rescate, a lo cual los delincuentes accedieron.

Se desconocen aún los detalles de cómo y con quién la mujer acudió al banco, donde se pudo descubrir que algo irregular estaba ocurriendo y, a partir de entonces, se dio intervención a la Policía Antisecuestro, informó un medio digital de Capitán Bado.

El hecho se registró en la colonia Aguará, a unos 12 kilómetros de la zona de frontera con Brasil, afirmaron fuentes policiales tras revelar que los secuestrados fueron liberados a cambio de unos 15.000 dólares y una suma menor en guaraníes.

Este nuevo caso de inseguridad se produce apenas una semana después de que algunos diputados cartistas y liberales pidieran someter a juicio político al ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, pero la pretensión no prosperó debido al blindaje otorgado al protector de invasores por parte de legisladores de la izquierda y colorados abdistas.

En los días posteriores al blanqueamiento de Giuzzio, la Policía ya registró al menos una docena de casos de robos, asaltos y asesinatos en varios puntos del país, en una escalada sin frenos que expone el perfil de ineficiencia gubernamental y el ninguneo artero del reclamo ciudadano de convivir en un ambiente más digno y saludable, libre de indeseables sociales, autoridades corruptas y legisladores oportunistas.

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