Mansión versallesca de Marito construida en plena pandemia, donde el mismo Ministerio Público que su gobierno repudia se niega a investigar el destino de los fondos. Estados Unidos debe prohibirle la entrada a ese país, reclaman indignados sociales.

El gobierno de Estados Unidos dio a conocer que, tras las sanciones al ex presidente de la República del Paraguay, Horacio Cartes, continuará con su cruzada de “transparencia” en defensa del “Estado de Derecho”, y en ese sentido la ciudadanía paraguaya pide que sea incluido en la lista negra el actual presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, señalado como vaciador de recursos nacionales y aliado de la impunidad a través de la prensa amiga y la oposición alineada como vela detrás de los negociados con el gobierno.

“No puede ser que Estados Unidos, con la tecnología de punta y los mecanismos de investigación de primera línea con que cuenta, no haya aún evidenciado la enorme corrupción del gobierno de Marito, y sí establece sanciones para un expresidente que dejó el gobierno hace 4 años”, posteó en su sitio social el ciudadano Julio Maidana Leiva.

El indignado insistió que Marito y su entorno, incluidos referentes de la oposición paraguaya, vienen burlándose de la gente desde que asumió la actual gavilla de poder, que cuenta con el blindaje y la propaganda de la prensa amiga.

“¿Qué esperan para prohibirle la entrada a Estados Unidos e investigar los millones de dólares esquilmados al pueblo que están invertidos en ese mismo país sin que nadie reaccione?”, lamentó por su parte María Celeste Cárdenas en alusión a Abdo Benítez.

Datos de fuentes fiables coinciden en que no solo Marito está rifando el país sino su entorno inmediato, en medio del silencio sepulcral de los diarios, radios y canales de televisión amigos que se presentan como medios independientes.

Si es cierto que Estados Unidos va a incluir a más paraguayos en la lista de “significativamente corruptos”, haría justicia en colocar a los actuales atracadores del erario público que se hacen llamar autoridades nacionales, culpables de la pobreza generalizada que acogota a la población, azotada al mismo tiempo por la falta de trabajo, la inseguridad rampante y la visión lamentable de un país saqueado con una población tirada a los leones.

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