El estanque que servía de abrevadero al ganado fue envenenado y provocó la muerte de todos los peces del lugar, denunciaron los propietarios. La consigna fue destruir todo y reinar con el terror, añadieron.

El relato de los propietarios de la estancia Pindó grafica la situación actual de la invasión, y el estado de indefensión que este hecho significa para los propietarios de tierras en Paraguay.

“En Pindó hay dos Estados: el oficial, fallido, ciego, sordo y mudo para defender nuestros derechos consagrados por la Constitución Nacional y las leyes de la República, y otro ‘Estado’ constituido por los invasores”, señaló la abogada Margarita Colmán.

“Existe una consolidada estructura jerárquica, una organización de trabajo y un esquema de sustento logístico y económico dentro del asentamiento que se maneja con sus propias autoridades y sus propias reglas, porque lo que ahí ocurre nadie sabe, nadie conoce ni entiende porque no se puede ingresar en ese lugar, que es nuestra propiedad, salvo algunos políticos amigos y clientes de lo que ahí se produce: marihuana y madera, esto último como producto del bosque nativo depredado inmisericordemente”, apuntó.

“Si ocurre un homicidio, una violación o algún otro delito penal, nadie se va a enterar. En 8 años ninguna noticia salió de ahí, y eso no puede ser que ocurra dentro de nuestro país, es de película”, disparó.

La invasión se inició en febrero de 2012, cuando unas 30 personas armadas atropellaron el entonces emporio que producía ganado de elite, incendiaron la vivienda de los propietarios y amenazaron con matarlos si no abandonaban el lugar de inmediato.

“¡Vencer o morir!” le escucharon gritar a los violentos. Al día siguiente comenzaron a llegar familias desconocidas en Yvyrarovaná; los vecinos comentaron que se trataba de desalojados de otras propiedades privadas de San Pedro y Canindeyú que acudieron en masa a probar mejor suerte con la bendición de los líderes, por entonces constituidos en amos y señores del dominio ajeno.

“En los inicios, contaban con el apoyo de la Organización de Lucha por la Tierra (OLT), pero en setiembre de 2019, días después del atentado a tiros contra una comitiva de los legítimos propietarios que intentó ingresar al lugar, la OLT les retiró su apoyo a los dirigentes del asentamiento 1º de Marzo porque no comulgaba con la violencia y la tiranía practicadas en la ocupación”, apuntó la Dra. Colmán, quien integraba el grupo atacado y salvó milagrosamente su vida junto con sus acompañantes.

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