Escenario «clásico» en un barrio de Emboscada, donde la cámara de vídeo capta a un motochorro alzándose con el biciclo de un vecino. La Policía no tiene suficiente personal y recursos para hacer frente a la oleada de inseguridad ciudadana.

Un mal endémico del Paraguay que también sacude con fuerza la tranquilidad de la ciudad de Emboscada, a 35 kilómetros de Asunción, es la inseguridad poblacional, que mantiene en jaque a los vecinos y pone diariamente a prueba los recursos de la Policía Nacional para hacer frente a la oleada de denuncias que salpican al propio Ministerio Público, señalado de inoperante y de facilitar la vida a los delincuentes con dudosas medidas procesales.

De acuerdo a datos recabados por La Mira, la comisaría local cuenta apenas con 24 personales en total para hacer frente a la demanda potencial de 23.000 habitantes, víctimas potenciales de la inseguridad que golpea con más fuerza en los barrios populosos y pone en jaque al vecindario, harto de motochorros y asaltantes ocasionales, frente a la impotencia por encontrar soluciones de fondo de parte de las autoridades, según denunciaron la noche de este jueves durante una manifestación pública frente al local de la Municipalidad, donde la Junta Municipal debatía un pedido de intervención de la Intendencia por denuncias de sonoras irregularidades, entre ellas la inseguridad rampante y su allegado directo, la impunidad.

La Policía emboscadeña dispone apenas de dos patrulleras y dos motocicletas para realizar tareas de patrullaje por la extensa zona, especialmente en sectores considerados “zonas rojas”, que de esta manera operan abiertamente en el tema de microtráfico y actividades vinculantes como los asaltos y robos, en medio del estupor colectivo por la ausencia del Estado.

El subjefe de la comisaría local, subcomisario Marcos González, abordado por La Mira sostuvo que, a manera de encontrar respuestas rápidas ante la falta de suficiente personal y medios, la Policía ha puesto en marcha un proyecto de trabajo conjunto con la población, que a través de comisiones vecinales podrá establecer mecanismos de prevención en seguridad y denuncias de eventos que ameriten reacción inmediata, “como lo estamos practicando con resultados positivos”, mencionó.

Explicó que mediante este esquema de interacción la Policía logró detener en la última semana a tres marginales con órdenes de captura en controles callejeros puntuales.

“Las barreras de control no estamos practicando porque los sospechosos, ante el riesgo de ser detenidos, por lo general huyen o eluden los puestos de revisión de documentos, que de esta manera no cumplen con el objetivo principal que es someter a control documental a todas las personas abordadas, sin discriminación”, alegó el alto jefe policial.

Las denuncias señalan que existen zonas, como el barrio La Aparecida, donde desplazarse en horas de la noche es una verdadera ruleta rusa, por la posibilidad latente de que las personas sean sorprendidas por algún motochorro o adicto sediento de dinero o celulares, especialmente.

“Vivir es este estado de zozobra significa que estamos ante instituciones fallidas que por su inacción propician el caos y nos obligan a defendernos de cualquier manera”, afirmó temeroso un vecino del barrio Nazareth, otra de las consideradas “zonas rojas” donde no manda la ley sino la delincuencia.

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