Una joven «progresista» quema la bandera paraguaya luego de que el grupo de vándalos consignara leyendas contra el gobierno por las paredes del Panteón de los Héroes en pleno centro de Asunción y ante la mirada impasible de un agente del orden público.

Críticas de variado calibre cosechó la Policía Nacional luego de que el pasado sábado un grupo de jóvenes calificados de vándalos fundamentalistas sorprendió a la ciudadanía asuncena cuando procedió a tomar por asalto el Panteón Nacional de los Héroes en pleno centro capitalino y tras lanzar consignas y gritos de desaprobación por la muerte de dos niñas en el fallido ataque del gobierno al EPP, prendieron fuego a la bandera paraguaya instalada de forma vertical por el icónico edificio donde reposan los restos de los principales prohombres de la patria.

A más de ello, el reducido grupo de violentos, etiquetado de “progresista” y vinculado a organizaciones políticas y sociales de extrema izquierda, arremetió contra las paredes frontales de la edificación con pintatas alusivas.

Las violentas fueron identificadas como Mariángela Guidita Abdala, Paloma Chaparro Panimboza y Giselle Noemí Ferrer, quienes cuentan con orden de captura acusadas de daño a bienes del patrimonio cultural y otros delitos penales.

Ni bien tomó estado público el hecho, la ciudadanía volcó su repudio en las redes sociales, mientras otros sectores trataron de aportar soluciones, entre ellos egresados del año 1983 del colegio San José de Asunción, que procedieron a borrar las afrentas gráficas en propias manos y posteriormente fueron acercando sus ofrendas florales diversas asociaciones civiles en causa común con la defensa de los símbolos patrios, en este caso el emblemático panteón nacional.

Por encima del acto antipatriótico de los jóvenes “progres”, se registró la crítica generalizada contra la Policía Nacional, en la persona de un solitario agente que oficiaba de guardia, y que no atinó a reaccionar ante la flagrancia de la profanación del sitio, limitándose a observar de forma desaprensiva e imperturbable, como si se tratara de un espectáculo teatral o un colorido entretenimiento sabatino.

“Es una verdadera vergüenza y una burla que tengamos este tipo de agentes improvisados en las filas de la Policía Nacional”, posteó Aurelio Codas en su sitio social, tras cuestionar el profesionalismo de los agentes y la supina incapacidad para intervenir ante un acto delictivo consumado a la luz del día, ante la vista de todos.

“Qué seguridad podemos anhelar los comunes ante agentes inútiles como estos, que bien hacen su trabajo y reaccionan como deben ante el menor atisbo de problema en los bares del entorno”, expresó Benito Servián.

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