Un técnico boliviano levanta muestras para ser analizadas del vertido de residuos mineros que podrían contener material altamente contaminante para la vida de poblaciones y fauna de ese país e incluso de Argentina y Paraguay. (Foto: Diario El Deber, de Santa Cruz de la Sierra).

Una información surgida en Bolivia acerca del derrame de 13 toneladas de residuos mineros en el vecino país genera temor en toda el área de 1.600 kilómetros de recorrido del río Pilcomayo por el peligro de contaminación de las aguas vitales para la producción y la vida de las poblaciones circundantes, incluidas las de la República Argentina, donde se aprovecha el líquido para irrigar plantaciones de cítricos y otras especies agrícolas.

A pesar de que el derrame se produjo en un río auxiliar del Pilcomayo, los temores se ahondaron después de que el gobierno boliviano determinara que por el momento esas aguas no deben ser consumidas por humanos ni animales por presentar índices significativos de contaminación.

“Con la sequía reinante, esta noticia es una verdadera bomba para nosotros, que dependemos exclusivamente del Pilcomayo”, comenta este jueves un productor ganadero del fronterizo Departamento paraguayo de Presidente Hayes que se dedica en un 95 por ciento a la producción pecuaria y donde las poblaciones del entorno aprovechan la biodiversidad circundante para surtirse de alimentación.

De acuerdo a los datos, el vertido de residuos mineros en los cursos hídricos se trata de una práctica antigua que no registra mayores casos de contaminación y peligro para la vida acuática y de los entornos geográficos, pero en esta ocasión la cantidad excesiva de basura minera habría provocado la alteración venenosa de las aguas y pone en alerta amarilla a las autoridades de los tres países a los que sirve el Pilcomayo: Bolivia, Argentina y Paraguay.

La Comisión Nacional del Río Pilcomayo con sede en Asunción aún no se ha pronunciado sobre el caso, posiblemente ante la falta de información oficial, ante la preocupación declarada de autoridades chaqueñas y productores que lamentan la parsimonia y relajo del gobierno paraguayo para tomar cartas en el asunto y asumir medidas oportunas de prevención y alerta.

“Seguramente estarán esperando que haya casos concretos de envenenamiento de personas o animales para reaccionar, algo muy propio de nuestros políticos”, opinó el ganadero Olegario Nogués ante una consulta del diario La Mira.

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