Mantenerse postrado a los pies de Marito le posibilita al titular de Conatel hacer uso y abuso de los recursos del ente, ante el silencio cómplice de los directores y del propio sindicato de funcionarios, que callan ante el mar de irregularidades, discriminación e injusticia.

En su momento, se convirtió en un frontón inexpugnable de lucha contra los intereses institucionales exhibiendo afilados dientes ante el menor atisbo de irregularidades, pero con el tiempo pasó a formar parte del esquema de corrupción que reparte privilegios, beneficios y prebendas a diestra y siniestra entre la parentela, amigos y leales.

Se trata del Sindicato de Funcionarios de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, que según nuestras fuentes está absolutamente al tanto del desastre de gestión de las actuales autoridades capitaneadas por el presidente del ente, Ing. Juan Carlos Duarte, y selecto séquito de aduladores pero nada hace para denunciar las descaradas arbitrariedades, tropelías e injusticias, convirtiéndose en cómplice con reproche del estado de cosas.

Como otra pieza vital del engranaje de corrupción interno es señalada Ña Mami Roa, quien funge de directora suplente de este organismo cien por ciento técnico, a pesar de su nula formación académica y agudas carencias culturales, salvo su condición de seccionalera que le permite cargos y salariazos para ella, hijos y nietos, entre otros clientes de su exclusiva cartera laboral.

El sindicato de Conatel, presidido por Marcos Oviedo (conocido por sus propios compañeros como genuflexo y pasivo), se ha mantenido en silencio y ni siquiera ha levantado las pestañas luego de salir a luz resonantes casos de abusos en la gestión de Duarte, entre ellos un presunto hecho de rapiñaje de G. 34.000 millones develada por una investigación especial de la Contraloría General de la República (CGR) en base a groseras violaciones de la Ley de Transparencia y varias otras normas y principios de ordenamiento de los gastos públicos.

Se suma a las «voces del silencio» en Conatel la abogada Liliana Cano, quien funge de presidenta de la Coordinadora Colorada de la institución, al servicio del oficialismo abdista y a disposición del titular del ente que emerge como candidato a presidente de la seccional colorada Nº 3 del populoso barrio Campo Grande, de Asunción.

Según nuestros informantes, Cano nunca ha movido un dedo a favor de la institución que le paga sus salariazos, y mucho menos abogó en beneficio de los intereses de sus compañeros funcionarios. Ahora ejerce el cargo de gerente de Capital Humano como premio a su inoperancia, y pasa desapercibida como autoridad encargada de promocionar a los funcionarios destacados por su disciplina, responsabilidad y calidad de gestión, entre otros méritos que están reservados para la cartera política aliada.

La administración del Ing. Duarte quedó a disposición del repudio ciudadano luego de que una legión de funcionarios, entre ellos el criticado Richard Gómez, figurara en la lista de viajeros con jugoso viático a ser costeado por el pueblo.

De acuerdo a los datos, Gómez no tiene formación técnica y, según los informes, ni siquiera puede deslizar algún tipo de explicación medianamente comprensible sobre qué es un espectro fotomagnético y tampoco tendría la capacidad de ir a Rumania a discutir aspectos eminentemente tecnológicos con avezados profesionales del mundo de la comunicación.

En esta ocasión, Conatel estaba dispuesta a desembolsar la friolera de G. 567 millones por una semana de tour, a cambio de nada para el país, que es lo que los cíclicos grupos de viajeros trae después de cada viaje, incluyendo artísticas poses fotográficas para las redes sociales.

Otro hecho que saltó a la luz estos días es la discriminación de salarios en la administración Duarte, que reserva los millones para la exclusiva cantera electoral, postergando indefinidamente los reclamos de profesionales y funcionarios antiguos con impecable foja de servicios que son relegados “hasta nuevo aviso”.

“Acá, los abdistas son los auténticos dueños de la institución porque hacen y deshacen a placer, sin oposición alguna”, se le escuchó decir a un antiguo funcionario tras destilar críticas contra el sindicato por su actitud rastrera y servil, sin tener en cuenta para nada los reclamos de los compañeros trabajadores sino los ampulosos intereses de los jefes, seguramente a cambio de privilegios, prebendas, utilidades y un sinfín de beneficios personales a costa de los sacrificados compañeros de trabajo.

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