La invasión violenta y criminal contra el establecimiento productivo Pindó está impune desde hace 9 largos años ante la brillante ausencia del Estado, que dejó librados a su suerte a los propietarios legítimos. Una historia repetida con final impredecible que podría repetirse indefinidamente en el país.

El proyecto de ley que busca blanquear las invasiones con el argumento de que se trata de tierras malhabidas en poder de indignos genera amplio rechazo de sectores productivos e inversionistas, que observan un halo de acecho impetuoso y sostenido en el contenido de la proclama, presentada a consideración del Senado por sectores reaccionarios radicalizados vinculados a políticos que enarbolan la bandera del chavismo recalcitrante como símbolo de lucha social.

Referentes productivos nucleados en diversos gremios y asociaciones lanzaron el grito al cielo ante esta nueva embestida de amigos de lo ajeno, específicamente invasores apadrinados por políticos, que recurren al remanido tema de las tierras malhabidas para blanquear las invasiones y continuar con la cruzada de violaciones de la propiedad privada consagrada por la Constitución Nacional.

Los empresarios y propietarios de tierras temen que detrás de los violentos opera silenciosa e impune una estructura de perversión jurídica encargada, entre otros planes, de manipular el espíritu y la letra de la Carta Magna para conformar un esquema de caos que precipite la reacción generalizada y, con ella, más invasiones y ocupaciones, especialmente de propiedades valiosas en recursos naturales y posibilidades de negocios turbios.

Este es el caso de la invasión del establecimiento Pindó, en la jurisdicción de Yvyrarovaná, departamento de Canindeyú, que se mantiene en poder de los violentos desde el 2012, y en todo este tiempo todas las órdenes de desalojo e intervención de las fuerzas públicas han sido tiradas al basurero bajo diversos pretextos y la falta de voluntad política de las autoridades responsables que, de esta manera, se han convertido en cómplices de la anarquía reinante.

Pindó es el vivo ejemplo de cómo operan los falsos sintierras para apoderarse del fruto del esfuerzo de los demás, en un escenario calcado del socialismo chavista señalado de poner freno al desarrollo privado con la premisa de ayudar a los pobres sacando de los ricos, cuando en realidad lo que hacen es socializar la miseria y monopolizar los millones esquilmados a los que realmente trabajan para obtener frutos de su sacrificio.

“El tema de las tierras malhabidas es una realidad innegable, pero pretender meter a todos los propietarios en la misma bolsa es una perversidad con nombre y apellido”, expresó este lunes un empresario granelero tras poner en tela de juicio la trampa ideada entre bastidores por políticos sedientos de votos que, sin rubor ni escrúpulos, buscan pisotear las leyes de la República poniéndose del lado de delincuentes agavillados que se hacen llamar “campesinos sin tierra” pero, en la práctica, operan como furiosos eslabones del crimen organizado.

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