El amigo de Marito atornillado en la Itaipú con un salario de jeque árabe goza de impunidad, convirtiéndose en estrella de los medios desde que comenzó a atacar al cartismo y colocarse hábilmente del lado del continuismo. (Foto: Diario La Nación).

Dueños de holdings mediáticos, rabiosos impulsores del continuismo abdista para ganar impunidad por delitos y asociación criminal, utilizan la figura de Gerardo Soria para instalar odio partidario contra el presidente de la ANR, Horacio Cartes, y de esa manera tratar de minar las chances del Partido Colorado para las próximas elecciones generales del 30 de abril, cuando a falta de apenas 4 semanas el presidenciable Santiago Peña incrementa a diario su distancia de los oponentes, entre ellos el efrainismo abdista, con más de dos dígitos de diferencia según todos los sondeos y encuestas independientes.

Soria, quien tiene un salario rígido de 56 millones de guaraníes mensuales como director del apetecible cargo de Responsabilidad Social de la Itaipú Binacional, saltó súbitamente del anonimato a la notoriedad cuando, en un arranque posible de preocupación ante la seguridad de perder su zoquete en el próximo gobierno, salió a despotricar contra el presidente de la ANR, colocándose automáticamente en posición de “leal” a las huestes oficialistas aliadas al efrainismo, la zurda caviar y los holdings mediáticos amigos que se encargan de mantenerlo en el ruido electoral como figura rutilante.

Como quien no quiere la cosa, Soria, proveniente de las hordas aduladoras del gobierno, patea con furia contra su propio arco, ante el aplauso interesado de “torcidas” igualmente pendientes del continuismo para continuar con la fiesta de negociados feroces y otras formas prácticas, fáciles y rápidas de hacer riqueza a costa de los fondos públicos o, lo que es lo mismo, la plata de la gente.

Lo que sus amigos mediáticos ocultan artera y deliberadamente es que Soria enfrenta grave denuncia por presunto acoso laboral, maltratos y discriminación contra una subordinada que padece una enfermedad grave.

La Itaipú dijo que abrió un sumario interno para investigar los hechos, pero han pasado meses de ello y no hay resultados ni información a la vista, sino un manto de silencio cómplice que posiblemente llevará el caso al opareí, como ocurre implacablemente cuando algún acusado de delitos en el “Paraguay de la gente” provenga de la elite de poder.

No está demás decir que Soria fue colocado en su cargo por el propio Marito, quien a pesar de la denuncia que pesa contra su “ahijado”, mira para otro lado como si el presunto delito cometido fuera un detalle bagatelario.

Tampoco es redundancia señalar que ni una sola organización de Derechos Humanos ni Organización No Gubernamental (ONG), de los centenares que pululan zoqueteando a lo largo y ancho del país, se ha manifestado contra este caso en particular, que afecta directamente a un amigo de Marito, el mismo que se encarga de levantar el pulgar a este tipo de organizaciones encargadas de hacer denuncias contra enemigos potenciales y de esa forma generar millonarios recursos ilegítimos.

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