Una patética «puerta» de hule en el baño de hombres. Apenas a 20 metros de aqui funcionan quirófanos donde se realizan operaciones cardíacas de alta complejidad. Una negligencia que debe solucionar de forma urgente Salud Pública.

“Prohibido venir con necesidades fisiológicas”. Un cartel con esta leyenda es lo más adecuado para definir el desprecio con que el Hospital del Corazón recibe a pacientes que acuden a ese lugar con apuros cardíacos y familiares que deben oficiar de asistentes ante la falta crítica de personal de la institución.

La persona que es sorprendida con una necesidad fisiológica seguramente se va a llevar una ingrata sorpresa cuando intente acceder al baño por la suciedad del entorno y la falta de cuidado.

La puerta de entrada al baño de hombres es apenas una madera terciada improvisada de alguna obra en construcción de las cercanías que fue colocada por algún alma solidaria celosa de la intimidad de la gente que acude ahí y que al intentar acceder al inodoro se topa con otra sorpresa aún mayor porque oficia de “puerta” un patético pedazo deforme de hule negro, similar al de las bolsas de basura domiciliarias.

Ni hablar de accesorios útiles e indispensables como papel higiénico, de todo lo cual se puede sacar conclusiones de valor sobre el humillante y degradante cuadro con que se encuentra la persona que acude al baño en el Hospital del Corazón, el mismo lugar donde se practican cirugías de altísima complejidad en quirófanos ubicados a no más de 20 metros de distancia de estos baños tragicómicos.

La situación es igual o peor en el baño de los pacientes internados, los mismos que supuestamente deben ser mantenidos en sitios inmaculadamente higiénicos para evitar cualquier posibilidad de infección.

Existe en el segundo del Hospital del Corazón un lugar conocido como “filtro” y en su aledaño el sanitario para los pacientes, que adolece de cuidados elementales y presenta un aspecto deprimente debido a su inadecuada presentación.

“Qué vamos a hacer, es lo que hay”, afirma una mujer que se desplaza con cuidado por los pasillos en busca del baño, donde se encontrará seguramente con materiales manchados, pérdida de agua por alguna filtración de la añeja tubería, falta de papel higiénico y ausencia de papelero, entre otras perlas.

Intentamos conocer la versión de alguna autoridad del hospital, pero en todos los casos personas que se presentaban como asistentes contestaban que “están de vacaciones”.

Cuando requerimos sobre las denuncias respondieron con pedido de privacidad: “En vacaciones así nomás luego suele ser”.

Lo malo es que las vacaciones de los funcionarios coinciden con la época de máximo calor en el Paraguay y, por tanto, con la mayor incidencia en cantidad de pacientes y fallecidos, lo cual no es tenido en cuenta por las autoridades del Hospital del Corazón y tampoco por la cartera de Salud Pública.

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