Al asumir el cargo, Barchini prometió «limpiar» las cárceles de autoridades sobornables y corruptas pero nombró en Emboscada a dos directores con funestos antecedentes, opinan dirigentes que reprueban el proceder del ministro.

Como en los tiempos de abusos seriados en la función pública, el Ministerio de Justicia no es la excepción en el gobierno de Santi Peña, teniendo en cuenta que el ministro Ángel Ramón Barchini no ejerce sus funciones y responsabilidades con la autoridad que el cargo le exige, sino se ha convertido en un ordenador de intereses de gente amiga que aprovechando la cercanía se agavilló para saciar sus exclusivos intereses, en este caso nombrando directores de penitenciarías, como ocurre en las dos cárceles de Emboscada.

En este lugar, a unos 50 kilómetros de Asunción, se erige el complejo penitenciario principal del Paraguay con una población de unos 3.500 presos de variado pelaje, entre ellos poderosos y adinerados capomafiosos.

La dirigencia de HC emboscadeña se vio sorprendida por la decisión del viceministro de Salud Pública, Miguel Olmedo, quien, fungiendo de mandadero de la rosca mafiosa propuso como directores de la cárcel de Emboscada a Cristian Ortiz Claverol y Adán González, haciéndole meter la pata a Barchini y éste al propio presidente de la República, quien estampó su firma en las cuestionadas designaciones.

Leales de primera hora del movimiento Honor Colorado rechazan de forma categórica estos nombramientos de Santi por los pésimos antecedentes de ambos directores, vastamente conocidos por sus fechorías desde su anterior desempeño en el mismo cargo, y amenazan con medidas de presión ante el movimiento colorado y el propio gobierno nacional, en reclamo de justicia.

En el caso de Ortiz Claverol, se trata del mismo director imputado por cohecho pasivo agravado que, pese a severos cuestionamientos a su gestión, se mantuvo atornillado a su cargo hasta víspera de las elecciones generales de abril, y luego de ser cambiado para beneplácito de todos, incluso de la misma población penal que le acusa de transador y “comerciante” empedernido, retornó campante unas semanas después de la mano de Santi Peña.

Es probable que Santi haya recibido informes mentirosos sobre el perfil de Ortiz Claverol por lo que procedió a estampar su firma en el decreto de nombramiento, pero la verdad es que al propio Presidente le hicieron pasar gato por liebre con estos dos personajes funestos que, antes que ser nombrados directores, hubieran estado procesados e ir a parar con sus huesos en la cárcel por las múltiples denuncias de mala gestión y otro rosario de delitos y faltas que son de conocimiento público en Emboscada, informó a La Mira una fuente que pidió reservas de identidad por temor a represalias.

“Lo peor de todo es que el ministro de Justicia, Ángel Ramón Barchini, quien según el protocolo debería seleccionar a los mejores candidatos para directores de cárceles, en la práctica se limitó a cumplir órdenes, en este caso del viceministro de Salud Pública, Miguel Olmedo, quien de esta manera mete la mano en una dependencia totalmente ajena a sus responsabilidades como integrante del gabinete nacional”, disparó nuestro informante.

“Santi está obligado a conocer todo este escándalo antes de que se vean los primeros resultados de su mala determinación”, afirmó este lunes un líder republicano de primera hora de HC de Emboscada, tras recordar que el propio presidente de la República y el vicepresidente Pedro Alliana habían prometido en campaña hacer cumplir el pedido de los dirigentes colorados de Cordillera, pero a la hora de la verdad pudo más el poder de la nueva rosca mafiosa que se formó ahora en el Ministerio de Justicia para saciar sus intereses o para recuperar lo invertido en la campaña, como dijo una conocida mujer que oficia de “monje negro” de Emboscada y actúa en asociación ilícita con el misterioso Walter Bower, supuesto dueño de un conocido supermercado en esa ciudad.

Los miembros de la seccional colorada, que en mayoría representan a HC, se suman al descontento de la gente y recuerdan que las direcciones de las dos cárceles han sido ocupadas históricamente por cordilleranos, por lo que consideran incomprensible el entrometimiento de Miguel Olmedo en el Ministerio de Justicia para proponer a dos directores que no son de Cordillera y encima están plagados de denuncias e irregularidades.

Para colmo, declaran sentirse ingratamente sorprendidos por el sometimiento de Barchini a la rosca mafiosa, que le hizo cometer al propio Santi un grave error de procedimiento que aún está a tiempo de rectificar antes de que la cárcel vuelva a convertirse en un polvorín peligroso.

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