Los mismos rostros de protesta desde hace décadas nuevamente vinieron a la capital a reclamar de todo, menos trabajo, en un libreto calcado de la agenda opositora de la cual la FNC forma parte como organización de izquierda bolivariana. (Foto: Diario La Nación).

Aliados históricos a la agenda de izquierda bolivariana, afiliados a la Federación Nacional Campesina (FNC) finalizaron un par de días de protesta en Asunción con los mismos reclamos que vienen haciendo desde hace 30 largos años, lapso en el cual no han mostrado avances sino retroceso, en la seguridad de que la pobreza es un buen negocio para captar subsidios, recursos solidarios y acumular privilegios negados a los “comunes”, entre ellos empleados que deben sudar la gota gorda para conseguir una miga de pan.

Liderados por las mismas caras de hace décadas, los campesinos hicieron su carta de presentación con la misma agenda de la oposición aliada, disparando munición gruesa contra el gobierno de Santiago Peña al que acusan del desastre educativo, sanitario y de seguridad, y de no llevar a la práctica la reforma agraria que les permita acceder a tierras productivas para salir de la pobreza.

Ni una sola alusión hicieron al desastre de gestión del imputado expresidente Mario Abdo Benítez, culpable directo de la situación de bancarrota en que se encuentran servicios públicos esenciales, entre ellos el récord en deuda pública y delitos acumulados de corrupción y latrocinio, entre otras perlas, sin contar la entrega de la soberanía nacional al embajador norteamericano.

La Federación Nacional Campesina, de quien se trata, reclamó tierra y producción para el desarrollo nacional, erradicación del latifundio, guerra a los terratenientes y al modelo agroexportador de producción, reivindicación del pueblo indígena abusado, creación de fuentes laborales dignos, erradicación de la “dictadura” e incluso el retorno de la exsenadora Kattya González, entre otros reclamos que, en esta ocasión, extrañamente no plantea la condonación de deudas y subsidios por imponderables climáticos.

El histórico líder Marcial Gómez, quien practica la “democracia” en el interior de la FNC haciendo enroques puntuales de poder con la “compañera” Teodolina Villalba, expuso su intención de “modificar el modelo productivo vigente, reemplazándolo por uno que priorice el desarrollo nacional a través de la reforma agraria, acabar con el latifundio y potenciar la producción nacional del campesinado”.

“Nosotros producimos alimentos, eso tiene que potenciarse y además impulsar la producción de materia prima que pueda industrializarse en el país, que permita verdaderamente un desarrollo del Paraguay”, señaló en cansina repitencia sin contenido real.

Las críticas contra el “modelo agroexportador” no podían faltar en la retórica campesina que, a través de Marcial Gómez -los que le conocen dicen que nunca le vieron trabajar- relega al abandono a los pequeños productores precipitando la pobreza.

Gómez, al igual que los restantes líderes de la FNC, eludió informar sobre el costo de la movilización y, especialmente, de dónde sacaron los fondos para transporte y alimentación que, según cálculos, habría superado los 250 millones de guaraníes.

“Con esa plata hubieran aprestado la tierra en abundancia que disponen para iniciar la siembra de otoño y cubrir servicios con el acompañamiento de organismos del Estado, entre otros usos”, afirmó un indignado que, según asegura, viene siguiendo con atención los pasos del campesinado desde hace décadas y llega a la conclusión de que “no quieren trabajar sino, al mejor estilo de la zurda, reclamar y recibir todo gratis”.

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