Militares de la Marina redoblan la seguridad en torno a la cárcel de Tacumbú luego de la violenta revuelta de presos. La ciudadanía ve con buenos ojos el involucramiento de las Fuerzas Armadas en los conflictos penitenciarios para garantizar la seguridad general.

La irrupción de fuerzas militares fuertemente armadas en un escenario otrora ajeno a su rutina de actividades motivó la reacción de la ciudadanía ante los graves hechos de violencia ocurridos este martes en la cárcel de Tacumbú.

“Que se repita”, expresó con satisfacción un internauta que a través de las redes sociales hizo sentir su esperanza de que la situación interna en las cárceles del país mejore con el actual gobierno nacional.

Unos 150 agentes de la Infantería de Marina de las Fuerzas Armadas de la Nación, munidos de armas largas, tomaron intervención en la violenta revuelta protagonizada por presos que, según referencias, al mando de criminales del sanguinario Clan Rotela asociado con el narcotráfico tomaron por asalto la institución penitenciaria luego de que el ministro de Justicia, Ángel Ramón Barchini, afirmara que un policía preso y procesado por el asesinato de un militar había sido asesinado por miembros de la agrupación mafiosa.

Referentes del Clan Rotela negaron la afirmación de Barchini y tomaron de rehenes al director del penal y una decena de guardiacárceles, a más de una veintena de personas que se encontraban de visita a sus familiares detenidos y nada tenían que ver con la situación.

“¡Esto tiene que terminar! ¡Basta de mafia carcelaria!”, disparó el indignado Claudio Miranda en su red social tras disparar munición gruesa contra el sistema penitenciario paraguayo que, cada tanto, sorprende a la gente con hechos de violencia, fuego, muertes, amenazas y coacción a las autoridades.

De acuerdo a datos, los reclamos puntuales de la mafia carcelaria se limitan al otorgamiento de “permisos especiales” para abandonar el recinto penitenciario y retornar como si nada en medio del silencio generalizado, la introducción de droga, celulares y alcohol, canilla abierta para los medios, entre otras reivindicaciones que, extrañamente, no incluyen reclamos de mejora alimentaria ni de la decadente infraestructura parecida a guettos o porquerizas insalubres y extremadamente inhumanas.

El gobierno mantiene firme un proyecto de mejoramiento integral del sistema penitenciario, que incluye no solo la modernización de la estructura carcelaria sino la formación profesional de guardiacárceles, amoldados a paradigmas internacionales de derechos humanos, entre otros puntos conceptuales.

Los hechos registrados en Tacumbú obligan a las autoridades nacionales a extremar recursos para poner orden en las penitenciarías, antes de que se produzcan implosiones violentas que pongan en peligro muchas vidas y generen alimento ideal para el inútil entrometimiento de ONGs y agrupaciones progresistas.

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