La senadora Kattya, señalada de histriónica y manipuladora, gesticula en plena sesión del Congreso. Es acusada de tráfico de influencia, a pesar de presentarse como campeona en transparencia, y oficia de «estrella» de los medios donde funge de palabra mayor.

La senadora Kattya González ensaya movimientos de ahogado para tratar de zafar la denuncia por tráfico de influencia denunciada por el diputado colorado Rodrigo Gamarra, quien se ha convertido en el “patito feo” de los medios tras poner contra las cuerdas a la política opositora calificada como histriónica e improductiva, entre otros descalificativos endilgados por sus propios colegas y camaradas ideológicos.

Este viernes, la Kattya vuelve a ser noticia en gran destaque en medios donde oficia de estrella lanzando dardos venenosos contra la jueza de Paz, Analía Cibils, por negarse a otorgarle medidas de protección contra la supuesta violencia de que es objeto por parte de Gamarra quien, por su lado, denuncia la conducta “vende humos” que lleva a la práctica su ocasional contrincante con el “vano objetivo” de pasar a segundo plano su involucramiento en grado protagónico en un caso de tráfico de influencia que beneficia al ahora expresidente del Partido Encuentro Nacional, José Luis Torales.

Torales se vio forzado a renunciar a su zoquete partidario luego de que saliera a luz que desempeñaba funciones en la Contraloría General del Estado y al mismo tiempo percibía otro zoquete en la función pública sin que nadie se diera por enterado, ni siquiera su colega partidaria Kattya González, autoproclamada como persona “límpida y transparente”, según sus allegados políticos del Congreso.

“Es evidente que la jueza no se dejó llevar, arrastrar o amedrentar por esta profesional de circo quien donde actúa deja señales de algún tipo de bandidaje”, comenta este viernes un indignado social tras tomar nota del nuevo escandelete mediático protagonizado por la Kattya.

“Ella utiliza su curul solo para hacer electoralismo y lanzar falsos positivos sobre su calidad legislativa que, dicho sea de paso, es pésima para quien está percibiendo más de 33 millones de guaraníes de los bolsillos de los comunes”, disparó por su lado María Angélica Damús Torres, en coincidencia con centenares de ciudadanos indignados por la conducta zigzagueante de la “estrella de los medios”.

No es la primera vez que la Kattya es acusada de tráfico de influencia porque en el 2021 fue acusada de abusar de su cargo legislativo para ser rechazada la inversión multimillonaria de un ciudadano alemán de origen kurdo que pidió autorización para construir una planta arenera e instalar un complejo de autopartes y venta de vehículos, más la construcción de un complejo urbanístico modelo y otras obras de infraestructura que irían a generar cientos puestos de trabajo o mano de obra en la humilde comuna de Villa Elisa, según la denuncia.

A más de ello, la senadora opositora amiga de Marito fue acusada de tráfico de influencia en el caso que involucra a su hijo Christian Roig González, quien fue arrestado en el 2019 en Asunción con 58,5 gramos de marihuana en su poder, pero a pesar de la contundencia de la evidencia quedó libre de culpa y pena tras una llamada telefónica de la entonces diputada a la alta autoridad policial.

Kattya también enfrenta una denuncia y es investigada por posible producción y uso de documento de contenido falso, entre otros delitos que surgen de su insólito caso de graduación en doctorado y maestría en Derecho en el mismo año, expresamente prohibido por ley.

«Ahora busca nuevamente la impunidad, embrutecida con su curul parlamentario y ahupada por los medios que le tienen como estrella», observó otra indignada.

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