Imagen de Yuyú idealizada en la vivienda familiar y viralizada masivamente por vecinos que asumen como propia la causa de la niña desaparecida en circunstancias cuya investigación constituye una telaraña difícil de desentramar para los 4 fiscales del caso.

Casi 8 meses después de la misteriosa desaparición de la niña Juliette, las dudas e indefiniciones jalonan este entramado fiscal donde las posibles evidencias caen unas tras otras en saco roto, generando opiniones contradictorias, aunque encendidamente críticas, contra el trabajo del Ministerio Público, compuesto nada menos que por cuatro fiscales investigadores.

La investigación está en manos de los fiscales Carlos Maldonado, Gedeón Escobar, Irene Álvarez y Lorenzo Lezcano, con el apoyo de la Policía Nacional y una legión de pobladores de Emboscada que asumen la causa de Yuyú como si se tratara de una hija en común, más aún por la falta de colaboración de los padres (biológicos y adoptivo), gravemente sospechados de tener algún grado de participación o vinculación en el caso.

En la mañana del 15 de abril pasado, la niña de 7 años se encontraba jugando y correteando en la amplia vivienda familiar del barrio Minas de Emboscada, unos 45 kilómetros al noreste de Asunción, cuando repentinamente desapareció del radar materno, quien según afirmó a la prensa la tenía ante sus ojos en todo momento, pero por razones que la misma no se explica, su hija desapareció sin dejar rastros.

A partir de este hecho, reportado recién 24 horas después de haberse producido, vecinos organizados pusieron manos a la obra y colaboraron con la Policía para tratar de hallar alguna prueba o evidencia para localizar a la niña y retornarla sana y salva a su hogar.

Sin embargo, todos los intentos fueron vanos, entre ellos el hallazgo de una posible evidencia materializada en manchas sanguíneas halladas en el entorno de la casa familiar, que no pueden ser contrastadas con el ADN de la madre Lilian Zapata por negarse sistemáticamente la mujer a que le extraigan muestras de sangre con el argumento de que la misma no tiene por qué prestarse al juego fiscal, asumiendo implícitamente su inocencia.

Por el ladro del padre adoptivo, el alemán Reiner Oberüber, la Policía halló antecedentes vinculantes en su prontuario, entre ellos pornografía infantil y, eventualmente, actividades místicas que le produjeron problemas con la justicia de su país.

Para los vecinos de Emboscada, está claro que la investigación fiscal debe concentrarse exclusivamente en el ámbito familiar de Yuyú, específicamente sus padres, quienes en todo este tiempo han logrado esquivar de alguna manera los brazos de la justicia, mientras el Ministerio Público y la Policía Nacional acumulan críticas de variados calibres, en un país donde ser acaudalado (como la pareja Oberüber-Zapata) puede ser muy importante a la hora de inclinar la balanza de Astrea en contra de la víctima, en este caso una inocente niña con capacidades especiales, perdida en el tiempo y el espacio, que tal vez jamás podrá comprender la crueldad humana, en este caso de sus propios padres.

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