Los fanáticos dicen que siempre votarán por sus partidos para no traicionarlos, pero los traicioneros son los grandes dirigentes al no aplicar políticas de desarrollo relacionadas con las ideologías de sus partidos.

HORQUETA (Por Freddy Rojas).

Las seccionales coloradas y los comités liberales de casi todo el país no cumplen con sus papeles para desarrollar la verdadera política, que es la búsqueda del bien común.

El Partido Colorado fue fundado el 11 de setiembre de 1887 y el Partido Liberal el 10 de julio de ese mismo año, pero los azules celebran más la fecha del 18 de octubre de 1891, cuando ocurrió un intento de golpe de Estado​ o una revolución,​ dependiendo del punto de vista, ocurrido en Paraguay durante la presidencia de Juan Gualberto González.

Fue uno de los muchos episodios que enfrentaron a ambas nucleaciones partidarias tradicionales.

Las bases de ambos partidos son las seccionales coloradas y los comités liberales que no actúan como debe ser debido a que sus dirigentes no se reúnen periódicamente para analizar la situación socio-económica del distrito, del departamento y de la nación, ni la situación de sus propios partidos, debido a que no tienen una mentalidad crítica constructiva.

Los miembros de las seccionales coloradas y de los comités del PLRA de nuestro distrito y de todo el país deberían reunirse periódicamente con los concejales municipales, departamentales, diputados nacionales, intendentes municipales y los gobernadores departamentales para coordinar programas de desarrollo y, de acuerdo a las conclusiones, decidir qué hacer con las autoridades de todos los niveles para que su esfuerzo se traduzca en bien comunitario.

Si los dirigentes son honestos deben actuar como contralores de las autoridades nacionales, departamentales y municipales para evitar la corrupción imperante que empobrece al pueblo paraguayo.

Es harto conocido que las seccionales y comités liberales no realizan reuniones semanales o mensuales para intercambiar puntos de vista sobre los problemas del país y no presionan a los dirigentes de sus respectivos partidos para que se cumplan con las ideologías, porque ni siquiera ellos las conocen.

Es fundamental que los dirigentes busquen cambios a través de la educación cívica y política con la capacitación de los afiliados para que tengan una conciencia crítica constructiva y no limitarse a fanatizarlos para utilizarlos como títeres.

La mayoría de los dirigentes rojos y azules usan y abusan a sus respectivas asociaciones políticas para sus propios beneficios económicos a través de las prebendas y no realizan políticas para el desarrollo del pueblo, que tampoco cuestiona a sus autoridades.

Los fanáticos dicen que siempre votarán por sus partidos para no traicionarlos, pero los traicioneros son los grandes dirigentes al no aplicar políticas de desarrollo relacionadas con las ideologías de sus partidos.

La palabra correligionario significa «el de las mismas ideas», pero esa frase no se evidencia en este país, por lo cual el único camino para mejorar la política paraguaya es una educación amplia y de calidad para las nuevas generaciones porque de lo contrario Paraguay nunca cambiará y continuará en el mismo rumbo.

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