Parte de las 23 ton. de cocaína procedentes de Paraguay e incautadas en Europa durante el gobierno de Marito, quien no expuso reacciones y encima fue favorecido por la ceguera de EE.UU., que sí concentró su atención en Cartes. (Foto: NEOHOY)

Una evidencia expuesta por la Asociación Nacional Republicana (ANR) que, según afirma, constituye señal clara de que el gobierno de Estados Unidos busca destruir al Partido Colorado es que el cuestionado embajador Marc Ostfield haya violado no solo asuntos internos de la nucleación política partidaria sino del propio país, al cometer un acto de entrometimiento con la bendición del gobierno de Marito y establecer sanciones unilaterales sin derecho a la defensa del propio vicepresidente de la nación Hugo Velázquez, y el titular electo de la ANR Horacio Cartes, acusados sin pruebas de corrupción y terrorismo.

El impresentable presidente de Paraguay no atinó a salir en defensa de la institucionalidad y, peor aún, según sospechas habría traicionado a los dos líderes de su partido, entre ellos su propio compañero de fórmula presidencial Hugo Velázquez, para entregarles en bandeja al gobierno norteamericano a cambio de impunidad para cuando deje el gobierno, donde está sindicado de vaciar fondos públicos, priorizar su propio enriquecimiento y soslayar arteramente acciones del crimen organizado, entre ellos el tráfico de drogas ilícitas a mercados internacionales.

De acuerdo a datos de agencias noticiosas extranjeras no desmentidas por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), durante el actual gobierno de Mario Abdo Benítez fueron decomisados en puertos de ultramar más de 47 toneladas de cocaína procedentes de Paraguay, que traspasaron olímpicamente los puestos de control y represión, entre ellos la Senad cooptada por Giuzzio, y la Dirección de Aduanas, entre otros.

Las intervenciones de agentes extranjeros permitieron develar el esquema de perversión pública reinante en los organismos antidrogas del Paraguay y, en el mismo sentido, la vulnerabilidad del gobierno de Marito para poner freno al festival narco con medidas severas adoptadas en tiempo y forma.

Irónicamente, con la estratégica ayuda de medios afines y la oposición aliada, Marito culpa e inculpa al expresidente Horacio Cartes de liderar el crimen organizado en Paraguay, pero ni siquiera amagó poner orden en la casa y, en primer lugar, destituir sin vueltas a su cómplice Giuzzio luego de que salieran a la luz los enormes e históricos alijos de droga “Made in Paraguay” incautados en puertos extranjeros tras intervenciones de buques con bandera nacional y extranjera.

El gobierno de Estados Unidos, lejos de fruncir el ceño o levantar la oreja sobre la sospechosa actuación de Marito, decidió mirar para otro lado y concentrar su atención en supuestas lealtades de legisladores hacia el expresidente Cartes para intentar introducir en la Constitución Nacional la figura de la reelección presidencial a cambio de dólares.

“El gobierno de Biden prefiere poner el ojo en un supuesto acto de corrupción menor, antes que erradicar la mafia del narcotráfico que goza de buena salud en la gestión de Marito, convertido en amigo de Estados Unidos y enemigo del país y la gente”, disparó el seccionalero Amado Pedrozo en coincidencia con sus correligionarios republicanos.

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