Magnolia sería la primera «víctima» de la carrera proselitista del oficialismo, que a través de medios amigos busca sacar distancia del cartismo en las internas coloradas que definiría al próximo virtual presidente del país. (Foto: Oviedo Press).

El intenso calor climático se ha trasladado crudamente al internismo político nacional, donde interesados en votos hacen hasta lo imposible para exponerse ante la opinión pública cuyos intereses alegan defender.

Uno de los casos mediatizados estos días es el de Itaipú.

De la noche a la mañana, después de años de ninguneo y complicidad con los derroches inmisericordes bajo diversas modalidades en el lado paraguayo de la binacional, aparecen políticos que se rasgan las vestiduras por lo que acontece entre bambalinas de ese gigante generador de riquezas habidas y malhabidas.

La “cruzada patriótica” emergió desde medios periodísticos afines al oficialismo colorado marista, que “descubrieron” repentinamente, en medio del fragor proselitista que ha arrancado con furia, chanchullos endilgados a la abogada Magnolia Ovelar, directora jurídica de Itaipú, a quien señalan de direccionar millones de dólares a amigos seleccionados para brindar asesoramiento y otros servicios privados a la binacional, lado paraguayo.

Magnolia fue entronada en el cargo en medio de alaridos de quejas ciudadanas luego de que Abdo Benítez asumiera la presidencia de la República y pasara por alto la falta de méritos de la encumbrada mujer para el ejercicio del elevado rango jerárquico que, en moneda, significa nada menos que 106 millones de guaraníes mensuales en salarios y otros beneficios más privilegios.

Durante todo este tiempo, a partir del 2018, la esposa del entonces abdista recalcitrante Silvio “Beto” Ovelar, ha permanecido técnicamente tranquila en su curul, salvo contadas excepciones donde ponían en tela de juicio su elevado sueldo y privilegios a cambio de nada a favor de Itaipú y del Paraguay.

Sin embargo, ni bien el “Beto” cambió de carpas oficialistas para unirse al cartismo satanizado por los medios, comenzaron los escarceos laborales de la Magnolia y salió al tapete el tema del presunto derroche millonario que, había sido, habría estado perpetrando sin que nadie se diera por enterado durante el reinado de Ovelar en el abdismo añeteté.

En pleno enero se lanzan a la pesca de lealtades, a sabiendas del peligro que podría sobrevenir en el próximo gobierno nacional sobre muchas organizaciones, entre ellas empresas mediáticas que durante todo este tiempo se han mantenido alineadas como velas a intereses crematísticos provenientes del Estado y direccionados (seleccionados) por el gobierno, entre ellas los millones de dólares repartidos bajo la figura de la publicidad estatal a conocidas editoriales impresas, de radio y de televisión.

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