Los políticos interesados en votos comenzaron su vieja práctica de cinismo cívico para cooptar preferencias de incautos. Un estilo muy criticado de hacer política, pero siempre vigente y lucrativo para los candidatos.

Causaron variados tipos de comentarios negativos, y memes al por mayor, imágenes divulgadas estos días en las redes sociales que muestran a candidatos a cargos electivos -en las próximas elecciones internas partidarias y presidenciales- en contacto directo y sin vueltas con el pueblo, esto es, gente humilde y trabajadora que en el logaritmo proselitista significa votos y posibilidad latente de mejor vida para los políticos, en contraposición a la esperanza cero para la gente.

“Nunca antes se le vio a Kattya (González, uno de los candidatos a presidente de la República por la oposición) almorzando en un mercado municipal ni dialogando con la gente cara a cara ni interesándose supuestamente por los problemas de terceros, pero la campaña electoral hace milagros y así pudo vérsele estos días en sitios populares, claro está, al solo efecto de hacer electoralismo”, comentó en su sitio social la ciudadana Jessica Morales Cruz.

Añadió que es tanto más prometedor ver a políticos en contacto con la gente común, pero que la realidad es bien distinta cuando, terminadas las elecciones, cada cazador de votos se dirige a su lugar de destino haciendo tabla rasa de sus promesas de campaña, actualizando el viejo dicho: “Si te he visto no me acuerdo”.

Los internautas llaman también la atención sobre la figura de la candidata a presidente de la República Soledad Núñez, quien aparece en una fotografía electoral utilizando una espátula artesanal para revolver una olla popular en algún lugar de necesidad poblacional, mientras el presidenciable colorado Santiago Peña se ve abrazando con onda socialera a peones de una distribuidora de alimentos que hacen de telón de fondo.

Otro que no podía faltar a la cita de campaña es el cuestionado político liberal Efraín Alegre.

Ahora, más que nunca (por el revés mayoritario cosechado en sondeos y encuestas independientes no publicados en medios afines al gobierno que le endilgan una pálida cosecha pre-electoral pero micrófono abierto) Efraín se rebusca por sectores populares para poner en práctica su remanido populismo, ante un electorado desconfiado de sus promesas.

Al final, todos los candidatos a cargos políticos son iguales en el momento de pedir votos y después ningunear a la gente, que es la eterna y gran perdedora luego de cada campaña electoral, como víctima de una racha interminable de abusos retóricos cuyas secuelas están a la vista, con un país marcado por la corrupción pública, la impunidad y la inoperancia supina a la hora de trabajar y hacer cumplir las leyes sin discriminación ni banderías.

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