Iván Ojeda, director del INE surgido de la cantera seccionalera oficialista, emerge como cabeza visible de un fiasco de proporciones gigantes que compromete al gobierno en presunta corrupción con fondos públicos, en plena época electoral. (Foto: Cáritas).

Como crónica de un fracaso anunciado con ribetes de corrupción fue calificado el reciente censo nacional 2022 realizada por el gobierno de Mario Abdo Benítez a través del Instituto Nacional de Estadística (INE) que, según los datos, dispuso de parte de un presupuesto de 43 millones de dólares (300.000 millones de guaraníes) para erogaciones que saltan a la vista por abultadas y, en algunos casos, extendidamente desconsideradas con la situación económica de este país abrumado por necesidades y precariedades.

De acuerdo a datos recabados por La Mira, de la ponchada de dinero distribuida en plena época electoral, unos G. 10.000 millones se invirtieron supuestamente en la compra de desayuno (chocolatada para niños más galletita) para los censistas.

Si se tiene en cuenta la masiva supuesta deserción de personas comprometidas para las visitas domiciliarias, en la práctica habrían trabajado ese día 9 de noviembre apenas 40.000 censistas, a lo sumo (el INE dijo que estuvieron en la calle 104.000), con lo cual el gasto en desayuno “a lo pobre” solo alcanzaría unos 3.000 millones de guaraníes, si se tiene en cuenta el precio de G. 2.500 por cada chocolatada chica y G. 2.500 por la galletita, más otras minucias “alimenticias”, que dejarían un aparente remanente de varios millones con destino desconocido.

En publicidad y comunicación, más “servicios técnicos”, gastaron supuestamente la friolera de 12.600 millones de guaraníes, según el director del INE, Iván Ojeda.

En “servicios básicos” se erogaron otros 6.000 millones de guaraníes, más otros 9.000 millones tirados supuestamente en pasajes y viáticos, y G. 30.000 millones en “gastos de personal”.

“Este es un resumen aproximado de gastos de un presupuesto de 18 millones de dólares, del total de 43 millones de dólares, destinados a este proyecto de 5 años que fue ejecutado en su primera etapa con el censo nacional e indígena 2022”, afirmó Ojeda en rueda de prensa.

Referentes políticos y de sectores privados coinciden en calificar el censo nacional como un gigantesco fiasco donde convergen al mismo tiempo la improvisación y pésima organización como parte de una artera componenda oficial-opositora para saquear al Estado.

De hecho, la corrupción en sus más variadas formas ha sido la constante durante el presente gobierno de Mario Abdo Benítez, calificado como el peor presidente de la historia contemporánea pos-stronista del Paraguay, con valores añadidos de inoperancia y rapiña.

Legisladores de la oposición colorada en el Congreso sospechan que el censo fue realizado sin la debida planificación con el objetivo de echar mano a una porción de los 43 millones de dólares para destinarla a electoralismo, en un momento quemante del proselitismo republicano donde la situación se presenta complicada para los afanes continuistas del oficialismo abdista, aliados opositores y el colegiado mediático afín.

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