Señalado de traidor y antipatriota por su involucramiento en el acta entreguista de Itaipú, González fue premiado por Marito en una institución clave para la próxima renegociación del Tratado de Itaipú, en medio de sospechas y negros presagios para el Paraguay y su gente.

El Poder Ejecutivo, en uso de sus atribuciones, procedió estos días a realizar nuevos nombramientos con viejos hombres en cargos clave del Estado, entre ellos el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde entronizó a Federico González, de relevante trayectoria diplomática y experiencia en la función pública, calificado de traidor por estar declaradamente comprometido en el acuerdo espurio con el Brasil que dio pie a la llamada acta entreguista porque autoridades de peso designadas por el presidente Abdo Benítez acordaron puntos de negociación que, según técnicos calificados, en todos los casos no eran convenientes al Paraguay -como viene sucediendo hace 48 años- sino, nuevamente, al Brasil.

González venía desempeñándose, por alguna razón, como asesor de Marito, y de allí aterrizó en la Cancillería, enclave estratégico para las próximas negociaciones con el vecino país para la renegociación del polémico Anexo C, con vistas a la caducidad del Tratado de Itaipú en el 2023.

El Jefe de Estado, lejos de escuchar varias campanas a la hora de tomar decisiones, nuevamente se dejó guiar por intereses sectarios o personales para desembarcar a González en Relaciones Exteriores y dejar sentado otro precedente nefasto en su desafortunada gestión gubernativa.

Como si ello no bastara, designó a Luis Castiglioni al frente de la cartera de Industria y Comercio, blanqueando de esta manera a otro de los “traidores” de la defensa de los derechos paraguayos en Itaipú, y sacando olímpicamente a Liz Cramer, quien, según opinión de empresarios y comerciantes, estaba llevando por buenas aguas esa dependencia comprometida con la economía nacional, y aterrizará en Itaipú Binacional.

El comportamiento bipolar del presidente de la República se puso de manifiesto con el “premio” otorgado a la Cramer sacándola de un ministerio y trasladándola a una dependencia donde no se conoce a sus funcionarios precisamente por sus dotes o virtudes de trabajadores o patriotas, y, menos aún, a favor de los intereses de nuestro país, sino como burgueses al servicio de la inoperancia y el reparto millonario de beneficios por todos los poros.

El anuncio de “cambios” en el gobierno también incluye al polémico y abominado Benigno López, quien caerá bien parado nada menos que en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dejando atrás una de las gestiones de Hacienda más desastrosas del pos-stronismo, con deudas siderales que deberán pagarla paraguayos de hasta la cuarta generación.

A más de ello, Benigno deja en el archivo nada menos que 13 denuncias penales por robos de variada creatividad de fondos previsionales, que según el economista Sergio Lovera Cañete (presidente de la Asociación de Funcionarios Profesionales del IPS) sobrepasan los 100 millones de dólares.

Nadie entiende qué pretende Marito con los “cambios” en el gabinete, que en la práctica significan llanamente cambios de hombres, en un enroque malhadado que, antes que beneficios o alguna señal de mejoría para este país golpeado por infortunios, preanuncian vientos aún más tormentosos, con la renegociación del Anexo C de Itaipú a la vuelta de la esquina, y ni una sola señal de patriotas a la vista.

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